Alito Moreno despierta desconfianza en la cúpula del PRI, pero su mentor, Roberto Madrazo, no le pierde la fé

Alito Moreno despierta desconfianza en la cúpula del PRI, pero su mentor, Roberto Madrazo, no le pierde la fé

Alejandro Moreno se ha mantenido a flote como presidente nacional del PRI, en medio de la agonía del partido y la pérdida de 10 gubernaturas. Su gestión ha estado marcada por el escándalo, las acusaciones y la desconfianza de los priístas, a quienes decepcionó todavía más, cuando se aprobó la extensión del periodo de ocupación de su cargo. Sin embargo, pese a la salida de priístas prominentes, su mentor, Roberto Madrazo, disimula criticarlo y guarda distancia, pero mantiene su apoyo a lo que su «discípulo» dejó del partido y al Frente Amplio por México. 

Cuando Alejandro Moreno Cárdenas, «Alito«, asumió su primer cargo representativo en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido se encontraba en el inicio de su declive, era el 2002 y habían pasado dos años de la derrota electoral con la que se rompió la hegemonía que el tricolor había mantenido durante más de seis décadas.

Eran tiempos en que la esperanza se aferraba a la estructura partidaria, a partir de políticas de renovación y rejuvenecimiento. Desde la derrota del 2000, los priístas han aceptado sus fracasos al frente del gobierno y la animadversión que forjaron entre el electorado a punta de fraudes electorales de grandes dimensiones.

En el 2002, Roberto Madrazo, quien dirigía el Comité Ejecutivo Nacional del partido, nombró a Alito presidente Nacional del Frente Juvenil. En ese entonces, el campechano era considerado una de las promesas del PRI.

Alejandro Moreno joven. Foto: Facebook

De acuerdo con una columna de Alejandro Sánchez, Alito viajó desde campeche en motocicleta para pedirle una oportunidad a Roberto Madrazo, cuando era gobernador de Tabasco (1999-2000). El campechano se ganó la simpatía del priísta y así fue como llegó al a Ciudad de México. Desde entonces, Moreno se ha ocupado distintos cargos directivos la interior del partido, fue diputado y senador y obtuvo la gubernatura de Campeche en el 2015, cuando contaba con cuarenta años de edad.

ASCENSO DE ALITO EN UN PRI RESQUEBRAJADO

Tras las derrotas electorales del 2000 y el 2006, el PRI tuvo que adaptarse a un nuevo escenario político en el que el partido ya no podía depender del liderazgo de la figura presidencial y se vio obligado a reformarse y a descentralizarse. En este contexto, surgieron nuevos liderazgos. 2007, fue un año decisivo, en el que Beatriz Paredes fue elegida como presidenta nacional en un proceso interno que amenazaba con fracturar el partido en dos grupos. Su oponente, Enrique Jackson, buscaba conservar la estructura del partido, mientras que Paredes prefería desligarse del pasado. En ese periodo, Moreno asumió el cargo de secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional.

Beatriz Moreno y Alejandro Moreno en una reunión que sostuvieron en 2019. Foto: Facebook

En 2008, el partido se convulsionaba con una serie de reformas tanto estructurales como ideológicas, dejaron atrás su identidad revolucionaria y arroparon la socialdemocracia. En tanto que los gobernadores y legisladores alcanzaron un protagonismo nunca antes visto en el PRI. Los cambios parecieron tener efecto. Durante las elecciones del 2009, el partido mostró signos de recuperación.

En tanto que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se extendía por todo el país, el PRI solo tenía como as bajo la manga la narrativa de transformación. Bajo el concepto de el «nuevo PRI» intentaron recuperar a la militancia. Sin embargo, esta estrategia resultó fallida después de que uno a uno, los protagonistas del «nuevo PRI» fueron relacionados con casos de corrupción. Uno de los ejemplos más destacados de esta narrativa fallida fue Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, quien cumple una condena por delincuencia organizada y operación con recursos de procedencia ilícita.

En 2012, el PRI volvió a la presidencia. Sin embargo, el expresidente Enrique Peña Nieto asumió el cargo en un contexto afectado por la inseguridad, la Guerra Contra el Narcotráfico y expresiones de repudio al partido, que tuvieron alcance nacional, como el movimiento #YoSoy132. En ese periodo, Alito se desempeñó como secretario de Operación Política del CEN. Las protestas se intensificaron en 2014 con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y a partir de ese momento, el PRI no volvió a recuperar la aceptación que tuvo en el2012. Su caída fue en picada y se materializó en el 2018 con una derrota electoral abrumante, en la que su candidato, José Antonio Meade Kuribreña, solo logró reunir el 16.40 por ciento de los votos.

UN DIRIGENTE INCÓMODO

En 2019, Alito fue nombrado presidente nacional del PRI, luego de acumular popularidad entre una militancia esperanzada con un sucesor de Peña Nieto, e incluso llegaron a considerarlo presidenciable. Sin embargo, Alito se desinfló apenas llegó a la presidencia nacional del partido. Durante su gestión, ha perdido 10 gubernaturas, entre ellas, las del Estado de México e Hidalgo, dos de los bastiones priístas más importantes. Ha tenido que aliarse en coalición con sus adversarios políticos históricos: el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para sobrevivir.

Alejandro Moreno nunca tuvo total aceptación de los priístas. Sin embargo, Roberto Madrazo lo ha tolerado. En mayo pasado, el tabasqueño admitió que Alito despertaba desconfianza entre los militantes del PRI. Tras las múltiples críticas que ha recibido su discipulo, el exgobernador de Tabasco publicó un mensaje en redes sociales en el que admitió que «Se entiende la desconfianza hacia el #PRI en manos de Alejandro Moreno». Sin embargo, llamó a la unidad.

Aunque personajes de ADN priísta como Claudia Ruíz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Ávila renunciaron al partido esta semana, Roberto Madrazo, el primer priísta que creyó en Alito sigue apoyando el Frente Amplio por México a pesar de las críticas que le ha hecho a su discípulo.

ACUSACIONES Y ESCÁNDALOS

Desde que Alito asumió la presidencia del partido, su gestión ha sido marcada por el escándalo, entre ellos, destacan los audios difundidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansones, donde supuestamente habría sostenido una conversación con el exgobernador de Oaxaca, José Murat (1998-2004), en la que ambos afirmaban que apoyaría la Reforma Fiscal.

Además de enfrentar la salida de miembros prominentes del partido, y la pérdida de gubernaturas, Moreno ha sido señalado de enriquecimiento ilícito. La gota que derramó el vaso uvo lugar en diciembre pasado cuando se aprobó la modificación de un estatuto para permitir la extensión del periodo del dirigente nacional, que permitirá que el campechano continúe como presidente nacional hasta el 2024.

Mansión de Alejandro Moreno que fue investigada por las autoridades tras señalamientos de enriquecimiento ilícito. Foto: Especial