El desastre nuclear en el Pacífico: a 70 años de distancia los afectados siguen sin justicia

El desastre nuclear en el Pacífico: a 70 años de distancia los afectados siguen sin justicia

Durante décadas, el Gobierno de Estados Unidos realizó pruebas nucleares en el Pacífico. Los efectos secundarios causados por la detonación de bombas nucleares  afectaron de manera permanente al medio ambiente y mermaron la calidad de vida de los habitantes nativos de las Islas Marshall. En 1998, el gobierno estadounidense dejó a su suerte a los afectados que contrajeron cáncer por la exposición a la radiación, y a la espera de una indemnización que posiblemente nunca llegará.

Los habitantes de las Islas Marshall, un conjunto de archipiélagos, atolones y arrecifes ubicado en la región de Micronesia, en el Océano Pacífico, han padecido durante más de medio siglo las consecuencias de las pruebas nucleares realizadas por los Estados Unidos (EU), y han luchado por décadas por recibir indemnización por el uso de sus tierras para la experimentación nuclear.

En la década de los 50s, los Estados Unidos utilizaron el océano Pacífico como laboratorio para realizar ensayos nucleares tan potentes que, varias islas se pulverizaron tras la detonación de bombas termonucleares. En 1946, los habitantes de la isla Bikini fueron reubicados en otras islas, entre ellas, Rongerik, donde no contaban con el mismo acceso al agua, ni alimentos, bajo el pretexto de que los ensayos nucleares contribuirían a la paz mundial.

Reubicación de habitantes de las islas Marshall. Foto: especial

Las habitantes de la región padecieron secuelas debido a las altas dosis de radiación que recibieron. Las tasas de cáncer y defectos de nacimiento se dispararon.

Prueba nuclear Castle Bravo en el atolón Bikini. Foto: Especial

Castle Bravo fue la mayor de 67 explosiones que EU realizó en el atolón de Bikini, entre 1946 y 1958. La Universidad de Columbia encontró que los niveles de radiación en algunos puntos de las Islas Marshall superan a los que dejó la explosión de una planta de energía nuclear en Chernóbil, Ucrania, en el año 1986.

El Gobierno estadounidense construyó una bóveda en el sitio donde realizaban los ensayos pero, los habitantes de la región denuncian que presenta grietas y el peligro a la exposición nuclear continúa.

Muestras de suelo tomadas entre el 2017 y el 2018 encontraron que en Bikini, Enewetak, Rongelap y Utirik el nivel de radiación supera los 648 millirems por año, cuando los niveles máximos recomendados no exceden los 100 millirems por año.

RESPLANDOR NUCLEAR EN EL PACÍFICO

Durante la Segunda Guerra Mundial, las Islas Marshall fueron ocupadas por el ejército japonés y en 1944, EU asumió el control de este  territorio. En la actualidad tienen un gobierno independiente pero se mantienen bajo la categoría de estado asociado de EU.

Escuela Cooperativa de Majuro. Foto: Especial

Timoteo J. Jorgensen, académico experto en salud radiológica, escribió para The Conversation un artículo en el que describió las afectaciones a la salud que dejó en los habitantes de Bikini el programa nuclear estadounidense.

En 1954, los ensayos nucleares cambiaron de mecanismos de fisión por fusión. Las bombas de fisión, como las lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, explotan cuando elementos como el uranio se separan; por el contrario, las bombas de fusión nuclear, estallan cuando átomos ligeros como el deuterio se unen entre sí. Estas bombas son a menudo llamadas de hidrógeno o termonucleares y son mucho más destructivas que sus antecesoras.

El 1 de marzo de 1954, EU probó su primer bomba de hidrógeno en Bikini, con una amplia cobertura de la prensa. El nivel de destrucción sería tal, que tuvieron que crear un cerco alrededor de la isla y desviar la ruta de los navíos. Aunque el ensayo fue exitoso, el estallido fue mayor de lo planeado y la presencia de fuertes vientos ocasionaron que la onda radiactiva se expandiera a zonas habitadas por seres humanos y se generara un desastre nuclear que fue tratado con hermetismo.

1956 Bombardeo de la Operación Redwing en el atolón Enewetak. Administración Nacional de Seguridad Nuclear Foto: Oficina de campo de Nevada

La lluvia radioactiva se extendió por cientos de millas desde el punto del ensayo nuclear y los habitantes de las Islas Marshall fueron expuestos a grandes cantidades de radiación. Tres días después del estallido, el polvo radioactivo se depositó en el terreno. Los habitantes de las islas afectadas fueron evacuados y trasladados a una base militar en Kwajalein, donde se les realizaron evaluaciones médicas. Algunos presentaron quemaduras en la piel y conteos bajos de plaquetas sanguíneas.

De acuerdo con Jorgensen, los afectados que no presentaron síntomas de manera inmediata, incrementaron el riesgo a padecer cáncer, en particular de tiroides y leucemia. En los años posteriores, los habitantes de las Islas Marshall siguieron respirando y absorbiendo la radiactividad que permaneció en la zona a través de los alimentos y el agua.

En 1960, el investigador señala que los casos de cáncer comenzaron a multiplicarse en la región. Durante cerca de cinco décadas, el gobierno estadounidense les proporcionó atención médica. Sin embargo, en 1998 frenaron esta política y enviaron a los afectados a cobrar facturas al Tribunal de Reclamos Nucleares.

A un residente de las Islas Marshall le revisan los niveles de radiactividad en su cuerpo en un laboratorio del gobierno de EU. Foto: Laboratorio Nacional de Argonne.

Hasta el día de hoy, el Gobierno estadounidense se ha negado a pagar una compensación económica al argumentar que no cuentan con los fondos necesarios.