El sexenio de Andrés Manuel López Obrador concluye con un panorama económico marcado por la desaceleración del crecimiento y la moderación de la demanda interna. A pesar de los esfuerzos por mantener la estabilidad macroeconómica, sectores clave como las manufacturas y el comercio han mostrado un rendimiento débil, y las previsiones para el Producto Interno Bruto (PIB) de 2024 se han reducido significativamente. Según la OCDE, México cerrará el año con un crecimiento del 1.4%, una cifra inferior a las proyecciones anteriores, y se espera que esta tendencia continúe en 2025.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el gobierno mexicano implementó diversas políticas económicas con el objetivo de estabilizar las finanzas públicas y promover un crecimiento sostenido, evitando sobreendeudarse y manteniendo un enfoque prudente ante el gasto público e impulsar megaproyectos como el Tren Maya que fueron el pilar de la economía durante los últimos seis años.
Sin embargo, en la recta final del sexenio, la economía mexicana enfrentó desafíos importantes que han marcado el desempeño de varios sectores productivos. En los últimos trimestres de 2024, la economía ha mostrado señales mixtas, caracterizadas por un bajo crecimiento y una moderación en la actividad económica, reflejada en diversos indicadores macroeconómicos.
Uno de los principales retos ha sido la desaceleración de la actividad económica, que ha mostrado una tendencia a la baja desde finales de 2023. Según el Banco de México, el Producto Interno Bruto (PIB) registró una expansión anual de apenas 1.1% en el segundo trimestre de 2024, acumulando tres trimestres consecutivos de bajo crecimiento. A nivel sectorial, las actividades secundarias, como las manufacturas, han tenido un desempeño particularmente débil, con una contracción de 1.8% en mayo de 2024. Las manufacturas vinculadas al equipo de transporte tampoco han logrado recuperarse desde la caída registrada a finales de 2023.
El sector terciario, que incluye comercio y servicios, también ha mostrado signos de desaceleración. En el segundo trimestre de 2024, este sector creció apenas un 1.7% anual, impulsado principalmente por la actividad comercial, la cual representa una tercera parte de este componente. Sin embargo, persisten desigualdades significativas entre los distintos subsectores.
Por otro lado, la inversión fija bruta, uno de los motores clave para el crecimiento, ha mostrado una ligera recuperación, con un crecimiento anual del 5.6% en mayo de 2024, impulsado por el sector de la construcción. No obstante, la inversión en maquinaria y equipo ha continuado su desaceleración, lo que refleja una debilidad en la capacidad productiva del país.
En cuanto al consumo, aunque este ha mantenido un cierto dinamismo, ha mostrado signos de moderación. El consumo de bienes y servicios ha disminuido ligeramente, y se ha observado una contracción en el consumo de bienes importados.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para mantener la estabilidad económica, las previsiones apuntan a que el crecimiento futuro será modesto y se mantendrá por debajo de su promedio histórico. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la perspectiva de crecimiento para el PIB mexicano en 2024 se redujo a 1.4%, un nivel inferior al 2.2% proyectado en mayo. Para 2025, la OCDE espera que el crecimiento se modere aún más, alcanzando solo el 1.2%, debido a la desaceleración en la demanda interna.
Con estas proyecciones, el sexenio cerraría con una economía en desaceleración, en contraste con el crecimiento esperado para la economía global, que según la OCDE se estabilizará en un 3.2% tanto en 2024 como en 2025.