Un equipo de arqueólogos del INAH ha descubierto, a solo dos metros bajo la avenida Chapultepec, los restos de un muelle y un canal de época prehispánica, que formaban parte de una red de transporte acuático en la región.
A tan solo dos metros bajo una de las principales arterias de la Ciudad de México, la avenida Chapultepec, un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha hecho un fascinante hallazgo: vestigios de un muelle y un canal de época prehispánica. El descubrimiento se realizó en el marco de las obras para la construcción de un paso a desnivel, a la altura de la estación Chapultepec del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
El grupo de especialistas, dirigido por la investigadora del INAH María de Lourdes López Camacho, identificó varios tramos del cauce artificial y, en los últimos días, descubrió lo que parece ser un pequeño puerto, que debió haber servido para el arribo y salida de canoas que partían hacia el lago de Texcoco. Este hallazgo tiene una relevancia especial, pues se encuentra en una zona con una historia de profundas transformaciones urbanísticas, especialmente desde finales del siglo XIX, cuando se desapareció el pueblo de indios de San Miguel Chapultepec para dar paso a la construcción de la Secretaría de Salud y, más tarde, de la estación del Metro.
El canal, que estuvo flanqueado por una capa fina de arena, ha sido hallado bajo el arroyo vehicular de la avenida Chapultepec, cerca de la calle Lieja y de los restos de una unidad habitacional prehispánica descubiertos en 2023, en el predio que ocupó la Secretaría de Salud. Según López Camacho, este canal forma parte de una red de «caminos de agua» que servían como vía principal de transporte. La investigación arqueológica ha corroborado que el canal, de unos 1.80 metros de ancho, era lo suficientemente angosto para permitir el paso de embarcaciones menores.
A pesar de estar ubicado en un área de alta intervención urbana, el descubrimiento ofrece una visión única de la vida en la región en el periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.). La jefa de excavación, Liliana Márquez Escoto, explicó que la unidad de exploración abarca un área de 2.50 metros de ancho por 4 metros de largo, lo cual ha permitido estudiar el fondo del canal y las arenas de la playa, a pesar de los desafíos impuestos por la infraestructura cercana, como el sistema de drenaje y las tuberías del Metro.
El equipo de arqueólogos ha identificado también restos de los pilotes que sostenían las paredes del canal y del muelle, entre ellos 40 pilotes de madera dispuestos de forma transversal, algunos de abeto u oyamel. Estos hallazgos ofrecen una mirada profunda a las técnicas de ingeniería utilizadas por los habitantes prehispánicos para controlar el flujo de agua en la región.
Además, se han encontrado depósitos lacustres con semillas, maderas y restos de animales acuáticos que permiten deducir que la dieta de los habitantes incluía quelites, calabaza y jitomate. También se han hallado piezas cerámicas, algunas de ellas de carácter ritual, como sahumadores y vasijas con símbolos solares, lo que sugiere que el agua del canal pudo haber sido objeto de ofrendas. Entre los materiales recuperados destaca una macuquina, una de las primeras acuñaciones de moneda en la Nueva España, lo que indica una ocupación continua del área hasta el periodo Colonial Temprano.
El hallazgo, considerado una fortuna por la directora del proyecto Bosque, Cerro y Castillo de Chapultepec, es un testimonio de las múltiples transformaciones que ha sufrido el área a lo largo de los siglos. Desde la presencia prehispánica hasta su urbanización moderna, este descubrimiento abre una ventana única al pasado de la Ciudad de México y su relación con el agua como elemento vital para sus habitantes.
