Una denuncia anónima llevó a la policía de Carrollton, Kentucky, a descubrir un niño de dos años desnudo y encerrado en una jaula improvisada, rodeado de heces, junto a otro menor y una manadaa de perros desnutridos. Entre los detenidos por abuso y negligencia están la bisabuela, la abuela y el padre de las víctimas, quienes también enfrentan cargos por posesión de drogas.
La mañana del 4 de noviembre de 2024 empezó como cualquier otra en Carrollton, un pequeño pueblo de Kentucky, donde las noticias suelen transitar con calma. Sin embargo, todo cambió cuando un conductor de reparto, mientras cumplía con su ruta, avistó algo perturbador: un niño de dos años, atrapado en lo que parecía una jaula improvisada, detrás de una reja de madera y metal. La alerta no tardó en llegar a la policía, activando una cadena de eventos que sacudiría a la comunidad.
Al llegar al lugar, el detective Dave Roberts y el sargento Taylor respondieron al llamado en la calle 7, preparados para lo inesperado, el menor se encontraba desnudo, visiblemente desorientado, encerrado en un recinto rudimentario y asegurado con un candado. El aire estaba impregnado de un hedor penetrante; en el suelo, heces esparcidas rodeaban al bebé, atrapado en una escena que parecía salida de una pesadilla.
Con el apoyo del jefe Willhoite, el jefe adjunto Dews y el sargento Dews, los oficiales aseguraron la zona y ejecutaron una orden de registro. Al indagar en las entrañas de la casa, el equipo se encontró con otro niño pequeño, visiblemente impactado por la situación, rodeado por una manada de perros en pésimas condiciones de salud. “Había como cinco o seis perros amontonados en una jaula», describió el detective Roberts, con una mezcla de impotencia y asombro.
Durante la investigación preliminar, Brenda Chilton, de 71 años, junto a William Mahoney, de 72, Codey Johnson, de 29, y Tammy Simmons, de 52, fueron arrestados, todos residentes de Carrollton. La lista de acusaciones, encabezada por abuso criminal y poner en peligro la vida de otros, reflejaba la gravedad de los hechos. Además, Shelby Turocy, de 28 años y proveniente de Gante, enfrentó cargos adicionales, incluyendo posesión de metanfetaminas, parafernalia de drogas y marihuana, trazando un panorama de negligencia y posible adicción en el hogar.
Los niños fueron entregados al Gabinete de Salud y Servicios Familiares, mientras el detective Roberts y su equipo continuaban examinando la escena, recopilando pruebas y buscando respuestas en una casa que se había convertido en un lugar de terror y sufrimiento para sus ocupantes más vulnerables.