Ratan Tata, el magnate indio que dirigió el imperio Tata Group, dejó un legado inesperado y conmovedor al fallecer el pasado 9 de octubre de 2024: una parte de su fortuna, estimada en 118 millones de dólares, será destinada a su perro, su fiel compañero hasta el final. Con un cariño que trascendió su propia vida, Tata dispuso que su mascota viviera con todos los cuidados posibles y, además, que en su conglomerado nunca se rechazara a ningún perro callejero. Así, el último deseo del magnate refleja no solo su éxito empresarial, sino también su profundo amor por los animales.
El 9 de octubre de 2024, el mundo perdió a Ratan Tata, uno de los hombres más influyentes de la India y el rostro visible de Tata Group, el conglomerado que representa poder y prestigio en la industria global. Su partida, sin embargo, dejó una historia conmovedora que ha dado mucho de qué hablar: una parte de su fortuna fue destinada a su fiel amigo, su perro, a quien Tata amaba con devoción.
Ratan Tata no sólo dejó una marca en la economía, sino también en el corazón de aquellos que compartieron con él los momentos más íntimos de su vida. Entre ellos, su perro, quien según se cuenta, permaneció a su lado hasta su último suspiro. La conexión entre ellos iba mucho más allá de la simple compañía; era un vínculo de lealtad y amor que Tata decidió honrar incluso después de su muerte. Al parecer, el millonario incluyó una cláusula en su testamento para asegurarse de que su lomito recibiera el mismo nivel de vida que él había disfrutado en vida. La herencia no era una cifra menor: el perro de Tata recibiría casi 118 millones de dólares, el equivalente a más de 2 mil millones de pesos mexicanos. Una suma que cualquier multimillonario consideraría colosal, destinada únicamente para el bienestar de su querido amigo de cuatro patas.
Además, Tata quiso que su legado reflejara también su compasión hacia todos los animales. Según estipuló en su testamento, ninguno de los perros callejeros que deambulan por las instalaciones del Grupo Tata debería ser rechazado; en cambio, ellos siempre tendrán un lugar seguro en los espacios de la empresa. Esta última voluntad resonó profundamente en el corazón de quienes lo conocían, pues Tata había demostrado a lo largo de su vida que era un hombre que predicaba con el ejemplo su amor por los animales.
Para asegurar que el perro viva en confort y con todos los lujos que Tata le brindó, el magnate designó a dos personas de su confianza. Rajan Shaw, su cocinero de toda la vida, y Konar Subbiah, su asistente, quedaron a cargo del fiel compañero de Tata. Con esta responsabilidad, los dos cuidadores, que fueron también como una familia para Tata, recibirán una parte de su fortuna, siempre y cuando se aseguren de que al perro no le falte nada.
Pero el generoso legado de Tata no se limitó a su amigo canino. En su testamento, Ratan Tata dejó también bienes a su fundación, destinada a causas sociales, y repartió su fortuna entre sus seres más queridos: su hermano Jimmy Tata, y sus hermanastras, Shireen y Deanna Jejeebhoy. Su legado muestra así no sólo un amor por su familia y la justicia social, sino un corazón que no dejó de lado a quienes le fueron leales, fueran personas o animales.
¿Quién fue Ratan Tata?
Para entender la magnitud de su legado, hay que conocer un poco sobre quién fue este hombre. Nació en Bombay en 1937 y pronto destacó por su visión empresarial. Con estudios en arquitectura e ingeniería por la Universidad de Cornell y formación en administración en Harvard, Tata se unió al negocio familiar en 1962 y comenzó un ascenso meteórico. Con el tiempo, se convirtió en el hombre detrás de marcas como Jaguar, Land Rover y Tetley, símbolos de éxito y prestigio global. Pero Ratan Tata no era sólo un empresario exitoso; también fue un líder que luchó por causas sociales, ganándose el respeto y la admiración de quienes lo conocieron.
A lo largo de su vida, Ratan Tata mostró que su grandeza no provenía sólo de su riqueza, sino también de su capacidad de empatizar, de conectar y de cuidar a quienes lo rodeaban, sin importar si tenían dos o cuatro patas.