Regálale a un hijo de padres divorciados: negarle un obsequio no castiga al padre ausente

Regálale a un hijo de padres divorciados: negarle un obsequio no castiga al padre ausente

Cuando decides no dar un obsequio a un niño o niña de una madre o padre divorciados para evitar asumir una responsabilidad que consideras exclusiva del padre biológico ausente, no castigas a ese adulto abandonico, pero sí afectas profundamente la infancia y la seguridad emocional del menor. Lo que para ti puede ser un acto de falsa justicia personal, se almacena en la memoria de ese pequeño como una reafirmación de que no es lo suficientemente valioso por no tener a su papá presente. En cambio, el impacto positivo que puedes generar al brindar un regalo a un niño con tantas carencias afectivas y económicas es infinitamente más valioso y sincero que cualquier efecto que ese mismo obsequio tendría en un adulto. 

La Navidad es una época de alegría, reuniones familiares y regalos que iluminan los rostros de los más pequeños. Sin embargo, hay niños que, en medio de esta celebración, quedan relegados al silencio y la invisibilidad: los hijos de padres divorciados, sobre todo aquellos cuyas madres o padres tutores enfrentan dificultades económicas o son dependientes económicos de sus nuevas parejas.

En muchas culturas, incluida la mexicana, estos niños suelen cargar con un estigma social. Son vistos como los hijos de relaciones que fracasaron, los niños con «padre ausente» y esa etiqueta los persigue tanto en su entorno familiar como social. Este prejuicio se agrava cuando el padre o madre tutor no cuenta con los recursos para darles una infancia llena atenciones, o es depediente económico de su nueva pareja y tiene que atender a los hijos del nuevo matrimonio. Incluso, los contextos pueden ser todavía más complejos.

El mito de que «los niños siempre se adaptan» ha invisibilizado el impacto emocional y social que sufren. Mientras otros niños disfrutan de regalos y tiempo de calidad con su familia, muchos hijos de padres divorciados pasan estas fechas con la sensación de no ser importantes. En ocasiones, se les niegan los regalos, o las atenciones, o la inclusión, porque la sociedad asume que esa responsabilidad recae exclusivamente en el padre biológico que no vive con ellos.

Una Navidad que incluya a todos

Es momento de romper este estigma y entender que los niños no deberían cargar con las decisiones o conflictos de los adultos. Cada uno merece sentir la magia de la Navidad, sin importar las circunstancias familiares o económicas. Regalarles un detalle no sólo es un acto de bondad, sino un mensaje poderoso: ellos también son valiosos y merecen ser recordados.

Cuando regalas a un niño con padres divorciados, especialmente si su madre o padre tutor es de escasos recursos, o dependiente económico, estás haciendo mucho más que dar un objeto. Estás reconociendo su lugar en el mundo, enviando un mensaje de inclusión y contribuyendo a sanar las heridas emocionales que, en muchos casos, dejan estas dinámicas familiares.

Una acción que trasciende

Este gesto no sólo hará que un niño tenga una Navidad más feliz, sino que contribuirás a cambiar una narrativa cultural que ha perpetuado la exclusión y el abandono. Al regalar, también estás mostrando que la responsabilidad de cuidar y alegrar a un niño no es exclusiva del padre biológico, sino de toda una sociedad que valora la infancia.

Estas fechas nos invitan a reflexionar sobre el amor, la generosidad y la importancia de compartir. Hacer que estos niños se sientan vistos y amados es un regalo no sólo para ellos, sino también para ti, porque al dar, también recibimos. Esta Navidad, regala más que un objeto: regala inclusión, dignidad y amor.

 

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