Construido en 1927 durante la Ley Seca en Estados Unidos, el Casino de Agua Caliente se convirtió en un símbolo de lujo y recreación para la élite de Hollywood y turistas del sur de California. Este complejo arquitectónico, diseñado como un oasis de estilo ecléctico y art déco, albergó un casino, hipódromo y balneario, marcando una época dorada en la historia de Tijuana. Décadas después, los incendios, el saqueo y la indiferencia condenaron a este ícono cultural a desaparecer, dejando apenas ruinas que aún evocan su esplendor perdido.
En 1927, el Casino de Agua Caliente surgió como un símbolo de opulencia y escapismo en Tijuana, México. La prohibición del alcohol en Estados Unidos impulsó la creación de este complejo turístico, que ofrecía a la élite hollywoodense y visitantes del sur de California un oasis de diversión, lujo y clandestinidad en el poblado fronterizo.
El proyecto fue desarrollado por inversionistas estadounidenses en sociedad con Abelardo L. Rodríguez, dueño de los terrenos donde se fundó la Compañía Mexicana de Agua Caliente. Este espacio no solo destacó por su oferta de juegos de azar, sino también por su innovadora arquitectura art déco de estilo ecléctico, diseñada por Wayne D. McAllister y Corinne Fuller McAllister.
Un oasis cultural y arquitectónico
El diseño del casino incluía un hotel con fachada de estilo misional californiano, una caldera con forma de minarete y un balneario neomudéjar con mosaicos decorativos, arcos ojivales y jardines exuberantes. Sus instalaciones, que también contaban con bungalós, hipódromo y galgódromo, fueron creadas para evocar el «Old Mexico» que fascinaba a los visitantes extranjeros.
El complejo, al que se podía acceder en ferrocarril, automóvil o avión, atrajo a estrellas de la época dorada de Hollywood como Clark Gable, Rita Hayworth, Bing Crosby y Dolores del Río. También se convirtió en escenario de películas icónicas como In Caliente y The Champ.
La clausura y el declive
En 1935, el presidente Lázaro Cárdenas prohibió los juegos de azar en México, lo que provocó el cierre definitivo del casino. Posteriormente, el terreno fue expropiado y adaptado para albergar el Instituto Técnico Industrial, un internado pionero en educación superior en el noroeste del país. Durante la Segunda Guerra Mundial, las instalaciones también alojaron el primer Banco de Sangre de Latinoamérica y actividades militares bajo la supervisión del general Cárdenas.
Sin embargo, con el tiempo, la falta de recursos y mantenimiento llevó al saqueo y deterioro del lugar. Una serie de incendios, incluido uno en el Salón de Oro en 1967, agravaron la destrucción. Para 1975, casi la totalidad de los edificios había sido demolida, dejando en pie solo algunas estructuras, como una caldera y fragmentos de una fuente conocida como la Fuente del Fauno.
Legado y memoria
Hoy en día, los terrenos del antiguo casino albergan instituciones educativas, mientras que los vestigios de su esplendor permanecen como testigos de una era en que Tijuana fue un referente turístico y cultural. Pese al abandono y la destrucción, la historia del Casino de Agua Caliente sigue siendo un símbolo del pasado glamoroso y cosmopolita de la región.
Este complejo no solo marcó un hito en la arquitectura y el turismo de México, sino que también influyó en la creación de destinos como Las Vegas, reafirmando su lugar en la memoria histórica del país.