El Senado de Estados Unidos aprobó la madrugada del sábado una prórroga del presupuesto federal, evitando el cierre del Gobierno y garantizando su funcionamiento hasta el 14 de marzo de 2025. La medida, respaldada por republicanos y demócratas, evitó que cientos de miles de funcionarios quedaran sin paga durante las fiestas de Navidad, en medio de tensiones políticas y días de negociaciones tumultuosas.
El Senado de Estados Unidos aprobó la madrugada de este sábado una prórroga del presupuesto federal que permitirá mantener en funcionamiento al Gobierno hasta mediados de marzo. La medida, respaldada por republicanos y demócratas, evitó una parálisis estatal que habría dejado a cientos de miles de funcionarios sin paga durante las fiestas de Navidad.
La Cámara de Representantes había validado el proyecto el viernes con 366 votos a favor y 34 en contra, mientras que el Senado lo aprobó por 85 votos a favor y 11 en contra, aproximadamente 40 minutos después de la medianoche. Tras este aval, el texto fue enviado a la Casa Blanca para que el presidente Joe Biden lo promulgara con su firma.
«Es un buen resultado para Estados Unidos y para los estadounidenses”, declaró Chuck Schumer, jefe de la mayoría demócrata en el Senado. Sin esta ley, unos 875 mil trabajadores públicos habrían sido despedidos, mientras que 1,4 millones de empleados adicionales habrían dejado de percibir su sueldo. Además, la crisis habría ocasionado el cierre de jardines infantiles y el congelamiento de ayudas sociales.
La legislación, promulgada por Biden este sábado, extiende la financiación gubernamental hasta el 14 de marzo de 2025. También incluye más de 100 mil millones de dólares en ayuda para víctimas de desastres naturales y agricultores, según un comunicado de la Casa Blanca.
La aprobación de esta ley ocurre tras días de incertidumbre en los que dos propuestas previas, impulsadas por el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, colapsaron ante la presión del presidente electo Donald Trump y de Elon Musk.
Con esta medida, el actual gobierno sortea un cierre de fin de año, dejando las futuras decisiones de gasto en manos de la administración entrante de Trump, cuya presidencia comienza oficialmente en enero.
