Justin Trudeau, quien lideró Canadá durante nueve años como primer ministro y figura central del gobernante Partido Liberal, anunció el lunes su renuncia en medio de una crisis política y bajos índices de popularidad en las encuestas. La decisión llega tras la dimisión de su ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, una de sus principales aliadas, quien dejó el cargo el mes pasado.
En un discurso emitido desde Ottawa, Trudeau confirmó su renuncia tanto al liderazgo del Partido Liberal como al puesto de primer ministro. Sin embargo, aseguró que continuará al frente del gobierno hasta que su sucesor sea elegido. Durante su mensaje, afirmó que aunque se considera «un luchador», siente que «este país merece una opción real» en las próximas elecciones, admitiendo que no es el líder adecuado para conducir a su partido hacia una nueva victoria.
Tensiones internas y crisis de liderazgo
La renuncia de Chrystia Freeland marcó un punto de inflexión en el gobierno de Trudeau. Freeland, quien había sido una figura clave en su administración, discrepó con el primer ministro sobre cómo enfrentar las amenazas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a productos canadienses y mexicanos. Aunque Trudeau elogió públicamente a Freeland, evitó detallar las «conversaciones privadas» que llevaron a su renuncia.
La salida de Freeland amplificó las tensiones dentro del Partido Liberal y entre los parlamentarios, algunos de los cuales ya habían pedido públicamente la dimisión del primer ministro. Paralelamente, las encuestas mostraron un descenso constante en la popularidad de Trudeau, con pronósticos desfavorables para el partido en las próximas elecciones generales.
Legado y reflexiones
En su discurso, Trudeau destacó los logros de su mandato, afirmando que Canadá es «un mejor país hoy» que cuando asumió el cargo en 2015. Sin embargo, expresó su arrepentimiento por no haber impulsado una reforma electoral que permitiera a los votantes elegir su segunda y tercera opción en las urnas. Además, describió su renuncia como una oportunidad para reducir la polarización política y «reiniciar» el panorama político canadiense.
Un futuro incierto
El sucesor de Trudeau enfrentará retos inmediatos, incluida la amenaza arancelaria de Trump, quien asumirá el poder en enero y ha prometido medidas económicas drásticas para combatir la migración ilegal y la crisis del fentanilo. Al respecto, Trudeau expresó su confianza en que el próximo líder liberal podrá defender los intereses del país en un contexto internacional complejo.
Con su partida, Trudeau pone fin a un capítulo significativo en la política canadiense, dejando un legado de éxitos y controversias en igual medida. La contienda por el liderazgo del Partido Liberal será crucial para determinar el rumbo del país y su papel en la arena global.