El gobierno mexicano, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha enviado una carta a Google para solicitar la corrección de información publicada en sus mapas, en la que se mencionaba un cambio en el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”. En el documento, firmado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se explica que la denominación “Golfo de México” está legalmente registrada y que cualquier modificación sobre la soberanía marítima debe basarse en acuerdos internacionales, no en decisiones unilaterales.
El gobierno mexicano, a través de una carta firmada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha solicitado a Google que rectifique la información difundida el pasado 27 de enero, en la que se señalaba que el nombre del Golfo de México sería modificado a “Golfo de América” en Google Maps. La carta, cuyo contenido fue detallado por la presidenta Claudia Sheinbaum durante la «Mañanera del Pueblo», establece que dicha modificación no tiene base legal y podría generar confusión a nivel internacional.
La polémica surgió tras la firma de un decreto el pasado 20 de enero por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el que anunciaba un cambio en la denominación de una parte del Golfo de México, específicamente en relación con la plataforma continental de su país. Esta decisión generó inquietud en México, ya que se entendió como un intento de modificación unilateral del nombre del golfo, una denominación que históricamente ha sido reconocida internacionalmente. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum indicó que se enviaría una carta a Google para aclarar la soberanía de México sobre las aguas del Golfo de México y evitar confusiones sobre la nomenclatura.
En el texto enviado a la plataforma de mapas más utilizada del mundo, el gobierno mexicano expone que la denominación “Golfo de México” tiene un origen histórico ampliamente documentado y es parte de una tradición internacional aceptada. Además, se subraya que esta denominación está registrada legalmente en los Índices de la Organización Hidrográfica Internacional, de la que tanto México como Estados Unidos son miembros.
“La denominación ´Golfo de México´ no obedece a una imposición de una fuente gubernamental única, como erróneamente sugiere Google, sino que es una denominación aceptada y registrada históricamente, lo cual además de constituir una costumbre internacional, se encuentra registrado legalmente en los Índices de la Organización Hidrográfica Internacional, de la que tanto México como Estados Unidos somos parte”, señala la carta.
La carta también hace referencia a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que establece límites de soberanía marítima, detallando que el cambio propuesto por Donald Trump en su orden ejecutiva del 20 de enero solo afecta a una fracción del Golfo de México, específicamente la parte que corresponde a la plataforma continental de los Estados Unidos, que no tiene incidencia sobre las aguas internacionales ni sobre la soberanía de México en el área.
El gobierno mexicano destacó en su misiva que cualquier cambio en la nomenclatura del Golfo de México no debe extenderse más allá de las 12 millas náuticas a partir de las líneas de costa de cada país, tal como lo establece el régimen internacional de las zonas marinas. Además, se enfatizó que el Golfo de México es compartido por México, Cuba y Estados Unidos, y cualquier modificación en su denominación debería ser un asunto multilateral, no unilateral.
Por último, el gobierno mexicano hizo un llamado a Google para que en su buscador aparezca también la nomenclatura de “América Mexicana” en el contexto de los límites territoriales del continente, en línea con lo que se ha propuesto en diversas ocasiones por México, para que se reconozca de manera adecuada la soberanía sobre sus aguas territoriales y zonas económicas exclusivas.
Esta acción subraya la importancia de respetar los acuerdos internacionales y el derecho soberano de los países sobre sus territorios marítimos, en un contexto en el que la tecnología y plataformas globales tienen un impacto cada vez mayor en la percepción internacional.
