El mercado laboral mexicano cerró el cuarto trimestre de 2024 con una ligera mejora en el empleo, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) publicada por el INEGI. La tasa de desocupación se ubicó en 2.6%, menor al 2.7% registrado en el mismo periodo del año anterior, mientras que la población ocupada alcanzó los 59.5 millones de personas, un incremento de 84 mil trabajadores respecto al cierre de 2023.
A pesar del crecimiento en el empleo, el sector laboral enfrenta retos estructurales. La tasa de informalidad laboral se situó en 54.5%, lo que implica que más de 32.4 millones de personas trabajan sin acceso a seguridad social ni prestaciones laborales. De este grupo, 17 millones forman parte del sector informal, cifra que aumentó en 231 mil personas en comparación con el año anterior.
Aumento en la pobreza laboral: un problema persistente
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la pobreza laboral aumentó 0.3 puntos porcentuales entre el tercer y cuarto trimestre de 2024, pasando de 35.1% a 35.4%. Este indicador mide el porcentaje de la población cuyo ingreso laboral es insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, lo que refleja la capacidad real de los trabajadores para cubrir sus necesidades básicas.
El deterioro del ingreso laboral se reflejó en una disminución del ingreso laboral real per cápita en 1.5%, pasando de $3,346.45 a $3,294.97. A nivel territorial, el impacto fue mayor en las zonas rurales, donde la pobreza laboral subió de 48.5% a 50.7%, alcanzando su nivel más alto en dos años. En contraste, en las zonas urbanas se mantuvo estable en 30.8%.
Esta situación se explica, en parte, por una caída del 3.4% en la masa salarial real, afectando especialmente a los trabajadores rurales, cuyo ingreso laboral real cayó un 11%, mientras que en las zonas urbanas la reducción fue del 2.2%. A ello se suma que la inflación trimestral promedio fue del 4.5%, erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores.
Sectores con mayor dinamismo y caídas en el empleo
Los sectores con mayores incrementos en su población ocupada fueron servicios sociales (+213 mil), restaurantes y servicios de alojamiento (+175 mil) y transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento (+151 mil). En contraste, hubo una disminución en el sector manufacturero (-122 mil) y en agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca (-198 mil).
El empleo también reflejó cambios en la estructura ocupacional. Mientras que los trabajadores subordinados y remunerados crecieron en 365 mil personas, los trabajadores por cuenta propia disminuyeron en 488 mil. La jornada laboral promedio se mantuvo en 42.2 horas semanales, con un 25.4% de los trabajadores laborando más de 48 horas por semana.
Diferencias por género y brechas salariales
En la división por género, la población económicamente activa femenina creció en 272 mil personas, mientras que la masculina disminuyó en 259 mil. Además, la subocupación, que mide a quienes desean y pueden trabajar más horas, aumentó a 8.2%, afectando a 4.9 millones de personas.
El ingreso laboral real promedio de los trabajadores formales fue de $10,349.13 al mes, el doble que el de los ocupados en la informalidad, que percibieron $5,146.34. Asimismo, se evidenció una brecha salarial de género, ya que los hombres ganaron en promedio $8,025.83 al mes, mientras que las mujeres percibieron $6,431.81.
Diferencias regionales en empleo y pobreza laboral
Por entidades federativas, Tabasco (4.1%), Ciudad de México (4.0%) y Coahuila (3.5%) presentaron las tasas de desocupación más altas. En contraste, Guerrero (1.3%), Michoacán (1.5%) y Yucatán (1.6%) reportaron las más bajas. En cuanto a informalidad laboral, Oaxaca (78.0%), Guerrero (77.5%) y Chiapas (77.4%) lideraron la lista, mientras que Nuevo León (33.3%), Chihuahua (35.2%) y Coahuila (35.4%) presentaron los menores niveles.
En pobreza laboral, Baja California Sur (13.2%), Quintana Roo (20.1%) y Nuevo León (20.4%) fueron los estados con menor incidencia, mientras que Chiapas (62.2%), Oaxaca (60.1%) y Guerrero (57.2%) registraron los mayores niveles.
Conclusión
El cierre de 2024 muestra un panorama mixto para el mercado laboral en México. Aunque el desempleo se mantiene en niveles bajos, el empleo informal sigue siendo un desafío, con más de la mitad de la población ocupada sin acceso a seguridad social. Además, la caída en el ingreso laboral real y el aumento de la pobreza laboral reflejan una crisis de poder adquisitivo que afecta principalmente a las zonas rurales. Persisten desigualdades regionales y por género que reflejan la necesidad de estrategias laborales más incluyentes y formales en el país.