EU y Reino Unido rechazan firmar la declaración de la Cumbre de Acción sobre la IA en París

EU y Reino Unido rechazan firmar la declaración de la Cumbre de Acción sobre la IA en París

Estados Unidos y el Reino Unido rechazaron firmar la declaración de la cumbre de París sobre inteligencia artificial (IA) inclusiva y sostenible, argumentando preocupaciones sobre gobernanza global y seguridad nacional. La negativa expone las tensiones entre enfoques regulatorios y refuerza el dominio de las potencias tecnológicas sobre el desarrollo de la IA.

En la reciente Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial en París, Estados Unidos y el Reino Unido optaron por no firmar una declaración conjunta que promovía una IA «inclusiva y sostenible». Según informó The Guardian, la declaración, respaldada por 60 países, incluyendo Francia, China e India, enfatizaba la necesidad de que la inteligencia artificial sea «abierta, inclusiva, transparente, ética, segura y confiable».

Un portavoz del gobierno británico argumentó que la declaración carecía de claridad práctica sobre la gobernanza global y no abordaba adecuadamente cuestiones relacionadas con la seguridad nacional. Por su parte, el vicepresidente estadounidense, JD Vance, criticó lo que consideró una «excesiva regulación» de la tecnología en Europa y advirtió sobre los riesgos de cooperar con regímenes autoritarios, en una referencia velada a China.

La negativa de Estados Unidos y el Reino Unido a adherirse al documento no vinculante, que tiene la intención de delimitar criterios de gobernanza a nivel global, tuvo lugar en el marco de eventos sobre inteligencia artificial, a los que asistieron los principales desarrolladores de IA en el mundo, jefes de Estado y organizaciones de la sociedad civil, en medio de palacios y salones de gala, donde se expusieron preocupaciones y cuestiones sobre seguridad, regulación, inclusión, sustentabilidad, derechos humanos, entre otros temas relacionados con la IA.

La postura de EU y el Reino Unido contrasta con la de la Unión Europea, que durante la cumbre anunció una ambiciosa inversión público-privada de 200.000 millones de euros para impulsar el desarrollo de la IA en el continente. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó la importancia de esta inversión para aplicaciones industriales y de misión crítica, subrayando la necesidad de que Europa se convierta en líder en el ámbito de la IA.

La negativa a suscribir la declaración por parte de ambos países ha generado críticas por parte de activistas y expertos en ética de la IA, quienes advierten que esta decisión podría socavar la credibilidad de ambos países como líderes en la promoción de una inteligencia artificial segura y ética.

Este desacuerdo pone de relieve las divergencias en las estrategias globales para el desarrollo y regulación de la IA, evidenciando tensiones entre enfoques que buscan equilibrar la innovación tecnológica con consideraciones éticas y de seguridad.

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