ONGs financiadas por potencias occidentales presionan por más control sobre las plataformas digitales en RightsCon 2025

ONGs financiadas por potencias occidentales presionan por más control sobre las plataformas digitales en RightsCon 2025

En la antesala de un nuevo intento por imponer reglas globales a la gobernanza digital, organizaciones financiadas por gobiernos occidentales, filántropos y corporaciones tecnológicas se reunieron en Taiwán durante la cumbre RightsCon 2025. Bajo el discurso de la defensa de los derechos digitales, estos grupos impulsan medidas de moderación de contenidos y transparencia que, lejos de ser producto de un consenso democrático, responden a intereses alineados con las potencias que los financian. En un contexto marcado por la competencia tecnológica y la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China, la isla se convirtió en el escenario donde activistas, empresas y gobiernos presionan para definir los límites de la transparencia y autonomía de los gigantes tecnológicos, así como la libertad de expresión en Internet. 

Organizaciones financiadas por gobiernos del norte global, filántropos y gigantes tecnológicos no quitan el dedo del renglón respecto a tomar parte en las políticas de moderación de contenidos, transparencia y rendición de cuentas de las plataformas sociodigitales y la Inteligencia Artificial. Al cierre de febrero se volvieron a reunir con directivos de políticas de empresas tecnológicas en Taiwán, una isla que no solo se encuentra atravesada por un conflicto geopolítico sino que es clave en el desarrollo de semiconductores para las industrias tecnológicas.

A menos de un mes de la Cubre de París, donde se reunió la élite tecnológica para intentar colocar a Francia al frente del desarrollo de la IA y conseguir un acuerdo global en el que participaran China y Estados Unidos en la firma de un documento, grupos de autodenominados activistas por los derechos digitales se reunieron en Taiwán durante la cumbre RightsCon, organizada por Access Now con el patrocinio del Gobierno de Canadá, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Países Bajos y su homólogo de Dinamarca, así como organizaciones filantrópicas como Ford Foundation e Internet Society, grupos religiosos como Christian Church Call, y corporaciones tecnológicas como Meta, Google y Netflix, entre otras.

El evento tiene como principal objetivo reunir a los directores de políticas de los grandes corporativos tecnológicos con activistas que se identifican como defensores de los derechos digitales y la libertad en internet, siempre que no interfiera con la interpretación democrática que promueven.

“El Foro de Empresas y Derechos Humanos es una oportunidad única para reunir en Taiwán a empresas globales, responsables de políticas y expertos de la sociedad civil”, admite RightsCon en su sitio oficial.

Entre los eventos organizados, destaca una inclinación hacia la rendición de cuentas y la regulación de las empresas tecnológicas, donde los activistas son libres de proponer políticas restrictivas sobre lo que los organizadores consideran afrentas a la libertad de expresión y los derechos humanos. No obstante, estas medidas no parten de un diagnóstico ni de estudios que demuestren sus implicaciones, alcances o riesgos. Sobre todo en su repercusión en políticas cada vez más automatizadas y restrictivas de gigantes tecnológicos como Google, afectando expresiones que no tienen como objetivo dañar a ninguna persona.

En esta ocasión, el principal foco del evento es que las empresas tecnológicas se comprometan a transparentar sus procesos y políticas. Con una abierta agenda de protesta contra la autonomía de los gigantes tecnológicos. Por dar un ejemplo, la mayor parte de los activistas que acudieron a esta cumbre, entre ellos Artículo 19, Electronic Frontier Foundation (EFF), y otros emprendieron una activa campaña semanas atrás en protesta por la decisión de Mark Zuckerberg, CEO de Meta, de terminar con el programa de verificadores de contenidos publicados por los usuarios.

El evento también busca un acercamiento con grupos activistas de Taiwán y el este de Asia para impulsar agendas de transparencia y gobernanza de plataformas. Taiwán no solo es un actor clave en las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, sino que también desempeña un papel crucial en la economía global debido a su dominio en la producción de semiconductores, componentes esenciales para la mayoría de los dispositivos electrónicos modernos.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil china, Taiwán quedó bajo el control del Kuomintang, con el respaldo de Estados Unidos, convirtiéndose en un bastión del mundo capitalista en la región. A pesar de su aislamiento diplomático desde 1971, su industria tecnológica ha permitido a la isla mantenerse en la escena internacional. Empresas como TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) lideran la producción de chips avanzados, abasteciendo a gigantes tecnológicos como Apple, NVIDIA y Qualcomm.

El estrecho de Taiwán es un punto estratégico para el comercio internacional, y la creciente rivalidad entre Washington y Pekín ha reforzado la importancia de la isla. Estados Unidos, que ve a China como su principal rival geopolítico, mantiene su compromiso de seguridad con Taiwán, en parte para garantizar el acceso a esta tecnología clave.

En el marco de RightsCon 2025 en Taipéi, la relevancia de Taiwán en el debate sobre gobernanza digital y regulación de plataformas resalta su papel no solo como un centro tecnológico, sino también como un actor clave en las decisiones sobre el futuro de la libertad de expresión en la era digital.

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