En México, entre ocho y diez millones de personas viven con algún grado de pérdida auditiva, una condición que afecta a una parte significativa de la población. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la prevalencia es casi equitativa entre hombres y mujeres, con un 53 por ciento de los casos en mujeres y el 47 por ciento en hombres. Sin embargo, las causas y las implicaciones de esta condición son diversas, y la población más vulnerable incluye a adolescentes, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Uno de los grupos de riesgo más preocupantes es el de los adolescentes, quienes, por la exposición constante a altos niveles de ruido, están cada vez más propensos a sufrir daños auditivos permanentes. En este contexto, especialistas del Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INRLGII) recomiendan la regla 60/60: no usar auriculares por más de 60 minutos al día y mantener el volumen por debajo del 60 por ciento de su capacidad máxima. Esta medida busca prevenir trastornos auditivos, una de las principales preocupaciones en el ámbito de la salud pública en México.
La presbiacusia, o pérdida auditiva relacionada con la edad, es la causa más común de esta condición en el país, afectando a uno de cada tres adultos mayores de 60 años. La jefa del servicio de Audiología en Adultos del INRLGII, Ruth López Gamboa, destacó que la exposición prolongada a sonidos superiores a 85 decibeles, común en entornos laborales o recreativos, y el uso indiscriminado de medicamentos como antibióticos y tratamientos contra el cáncer, contribuyen al aumento de los trastornos auditivos. Además, factores como los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión, que duplican el riesgo de pérdida auditiva, también son causas significativas.
El impacto de la pérdida auditiva no tratada en la infancia es especialmente grave, ya que puede provocar retrasos en el desarrollo del lenguaje, dificultades en el aprendizaje y problemas en la comunicación. Incluso puede aumentar el riesgo de trastornos neurocognitivos, ansiedad y depresión. Según los especialistas, hasta el 60 por ciento de los casos de pérdida auditiva en niños pueden prevenirse mediante estrategias como la vacunación, el control de infecciones y la reducción de la exposición a ruidos excesivos.
En el ámbito preventivo, el Tamiz Auditivo Neonatal es una herramienta crucial para detectar problemas de audición en recién nacidos, lo cual debe realizarse en el primer mes de vida. Este procedimiento puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y la posibilidad de desarrollar trastornos severos que afecten el desarrollo integral del niño.
La pérdida auditiva es un problema de salud pública que afecta a millones de mexicanos, pero que puede prevenirse y tratarse mediante la sensibilización, la detección temprana y el acceso a tratamientos adecuados. Las estrategias de prevención, como el uso de protección auditiva en ambientes ruidosos y la consulta con especialistas, son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y evitar consecuencias mayores.