El término equinoccio proviene del latín aequinoctium, que significa «noche igual», y hace referencia al equilibrio entre las horas de luz y oscuridad en esta fecha. Este fenómeno sucede dos veces al año: en marzo, cuando inicia la primavera en el hemisferio norte, y en septiembre, marcando el comienzo del otoño en esta misma región.
Durante el equinoccio de primavera, la Tierra se encuentra en una posición donde el Sol ilumina de manera equitativa ambos hemisferios. A partir de esta fecha, los días comienzan a alargarse progresivamente hasta el solsticio de verano en junio, cuando se alcanza el día más largo del año.
La ciencia detrás del equinoccio
La inclinación del eje terrestre (aproximadamente 23.5 grados) es la razón por la cual experimentamos estaciones. Aunque en esta época la Tierra está más alejada del Sol, la inclinación del planeta provoca que el hemisferio norte reciba mayor cantidad de luz solar, dando lugar a temperaturas más cálidas y al florecimiento de la vegetación.
Otros planetas del Sistema Solar también tienen equinoccios, aunque de manera diferente. Marte, por ejemplo, experimenta estaciones similares a las de la Tierra, mientras que Urano, debido a su inclinación extrema, tiene ciclos estacionales drásticos donde un hemisferio puede permanecer en completa oscuridad durante décadas.

El equinoccio en la cultura maya
Las civilizaciones antiguas estudiaban los equinoccios con gran precisión e integraban este conocimiento en sus calendarios y arquitectura. Un ejemplo emblemático es la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, donde, durante el equinoccio de primavera, el juego de luces y sombras proyecta la silueta de una serpiente descendiendo por la escalinata de la pirámide.
La llegada de la primavera
Más allá de su importancia astronómica, el equinoccio de primavera marca un cambio significativo en la naturaleza: los campos reverdecen, las temperaturas aumentan y el ecosistema cobra nueva vida. Es un momento clave para reflexionar sobre los ciclos de la Tierra y el impacto del cambio climático en las estaciones.
Si bien es un evento fascinante, es recomendable disfrutarlo con responsabilidad, evitando aglomeraciones en sitios arqueológicos y optando por lugares menos concurridos para su observación.
Equinoccio de marzo: una transición global
El equinoccio de marzo es el primer equinoccio del año y es un marcador fundamental de las estaciones terrestres. Durante este evento, el punto subsolar se mueve desde el hemisferio sur al hemisferio norte, cruzando el ecuador celeste de la Tierra. Este fenómeno coincide con el punto Aries, señalando el inicio de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur.
En el calendario gregoriano, el equinoccio de marzo puede ocurrir entre el 19 y el 21 de marzo sobre el meridiano de Greenwich. En este día, la duración del día es igual a la de la noche, y el Sol sale exactamente por el este y se oculta por el oeste.
Con información de UNAM Global.