La resurrección de la mina Sukari
El proyecto “Reviviendo la antigua ciudad de oro” se desarrolló durante dos años de intensa excavación en Jabal Sukari, al suroeste de Marsa Alam. Este esfuerzo reveló un asentamiento minero donde generaciones de trabajadores extrajeron el metal precioso de la roca. Lo que comenzó como un rumor en antiguas tablillas terminó con el hallazgo de una estructura intacta, trasladada a una zona segura fuera del perímetro de la actual mina Sukari.
El ministro de Turismo y Antigüedades, Sherif Fathy, destacó la importancia del hallazgo:
“Egipto no solo protege su patrimonio, sino que también reconstruye su legado, acercándolo a nuevas generaciones”.
Un laboratorio de oro perdido en el tiempo
Las excavaciones han revelado un antiguo complejo de procesamiento de oro, una suerte de laboratorio metalúrgico primitivo que aún conserva rastros de actividad. Entre los hallazgos más asombrosos destacan:
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Hornos de arcilla usados para fundir el oro.
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Cuencas de filtración y sedimentación, donde el metal era purificado.
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Estaciones de molienda y trituración, en las que el cuarzo se reducía hasta liberar sus fragmentos dorados.
Junto a estas estructuras, los arqueólogos identificaron un extenso distrito residencial donde los mineros vivieron y trabajaron. Entre las ruinas emergen vestigios de casas, templos, talleres y baños que reflejan la cotidianidad de una comunidad que dependía del oro para su subsistencia. También se identificaron restos arquitectónicos de los períodos romano e islámico, destacando aún más la importancia histórica del sitio.
Los mensajes ocultos en la piedra
Las arenas de Sukari no solo resguardaban estructuras, sino también valiosos testimonios escritos. Se han encontrado 628 ostraca – fragmentos de cerámica utilizados como documentos – con inscripciones en jeroglífico, demótico y griego. Estas piezas narran la historia de un asentamiento multicultural que perduró a través de distintos períodos, desde la época faraónica hasta los tiempos islámicos.
Otros hallazgos incluyen:
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Monedas de bronce ptolemaicas con inscripciones sobre la actividad minera.
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Estatuillas de dioses egipcios, como Bastet y Harpócrates.
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Vasijas de cerámica, algunas utilizadas para perfumes, medicinas e incienso.
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Figuras de terracota representando humanos y animales, testigos silenciosos de la vida en el desierto.
Una ciudad renacida en el siglo XXI
El equipo de arqueólogos no solo ha descubierto la ciudad, sino que ha recreado su esencia. Como parte del proyecto, se ha construido una réplica exacta del complejo minero en un área de 6.3 acres. Este modelo, que emula con precisión la arquitectura original, permitirá a los visitantes recorrer las calles de la antigua ciudad y comprender los secretos de la minería egipcia.
Además, un nuevo centro de visitantes ofrecerá:
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Exhibiciones interactivas con imágenes y documentos del proceso de excavación.
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Artefactos originales, desde herramientas mineras hasta fragmentos de estatuas.
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Pantallas digitales que mostrarán reconstrucciones en 3D del sitio.
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Cuentas de piedras semipreciosas, junto con adornos hechos de conchas marinas.
Este descubrimiento no solo resucita una parte olvidada del pasado, sino que también transforma la historia en una experiencia tangible. Entre los ecos del desierto y el brillo de las reliquias desenterradas, Egipto vuelve a demostrar que, incluso después de milenios, sus tesoros jamás dejan de sorprender al mundo.