Las islas de calor urbano intensifican el problema, afectando principalmente a zonas densamente urbanizadas con poca vegetación. Ante este panorama, autoridades y especialistas recomiendan tomar medidas para mitigar el impacto del calor extremo.
El fenómeno conocido como isla de calor urbano (ICU) se ha convertido en una amenaza silenciosa que eleva las temperaturas locales en las grandes ciudades de México. Este fenómeno climático local ocurre cuando las zonas urbanas presentan temperaturas significativamente más altas que las áreas rurales circundantes, debido a la acumulación y lenta disipación del calor.
En ciudades como Ciudad de México (CDMX) y Guadalajara, la combinación de urbanización acelerada, falta de áreas verdes, uso de materiales absorbentes de calor, actividad humana y cambio climático global ha dado lugar a un microambiente más cálido, afectando la calidad del aire, el confort térmico y, potencialmente, la salud de millones de habitantes.
Ciudad de México: calor concentrado en el asfalto
De acuerdo con Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, el incremento de temperatura por islas de calor puede alcanzar entre tres y cuatro grados Celsius en algunas zonas del Valle de México, como las regiones orientales y las de nuevas urbanizaciones.
Durante su conferencia “Caracterizando la isla de calor en superficie de la Zona Metropolitana del Valle de México”, el investigador explicó que este fenómeno se presenta por la modificación del balance energético en la superficie urbana, el uso de materiales con alta capacidad térmica y la sustitución de paisajes naturales por estructuras densas. Además, resaltó que las islas de calor pueden amplificarse al combinarse con el calentamiento global.
En la capital del país, el fenómeno se ha identificado en nueve de las 16 alcaldías:
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Azcapotzalco
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Benito Juárez
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Coyoacán
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Cuauhtémoc
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Iztacalco
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Iztapalapa
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Miguel Hidalgo
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Tláhuac
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Venustiano Carranza
Los puntos críticos incluyen el Zócalo capitalino y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), zonas donde el calor se intensifica por el tráfico vehicular y las emisiones contaminantes.

Guadalajara: un horno urbano con déficit de árboles
En el occidente del país, Guadalajara enfrenta su propia crisis térmica. Según Abel Ruiz Velasco Castañeda, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Guadalajara (UdeG), la ciudad presenta un déficit estimado de 240 mil árboles, derivado del crecimiento urbano desordenado y la pérdida gradual de áreas verdes.
Las islas de calor se han identificado en distintas zonas del Área Metropolitana de Guadalajara, incluyendo:
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Centro tapatío y Huentitán, en Guadalajara
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Base Aérea y Tesistán, en Zapopan
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Centro Sur y Santa Cruz del Valle, en San Pedro Tlaquepaque
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Santa Fe, Santa Anita y Santa Cruz de las Flores, en Tlajomulco de Zúñiga
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El Salto y Zapotlanejo
Durante abril, las temperaturas en esta zona oscilan entre 11.6°C y 34.3°C, con cielos despejados, fuertes rachas de viento y baja precipitación, lo que agrava la concentración de contaminantes atmosféricos y empeora la calidad del aire.

Medidas de mitigación
Para contrarrestar los efectos de las islas de calor, Estrada Porrúa recomendó:
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Usar techos blancos y materiales frescos en edificaciones, para aumentar el albedo urbano y reducir hasta tres grados Celsius la temperatura local.
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Implementar reglamentos estatales de construcción y leyes climáticas.
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Fomentar la expansión de áreas verdes, lo cual puede reducir la temperatura entre uno y cinco grados Celsius mediante evapotranspiración y sombra natural.
En un contexto donde más del 70 % de la población mexicana vive en zonas urbanas, abordar el fenómeno de las islas de calor urbanas se vuelve urgente no solo para reducir las temperaturas extremas, sino también para garantizar una mejor calidad de vida, resiliencia climática y sostenibilidad ambiental en las ciudades del país.