La Renta Básica Universal (RBU) ha emergido como una propuesta transformadora en muchos países, incluida México, para garantizar un ingreso mensual mínimo a toda la población. Sin embargo, en el contexto actual del país, con un crecimiento económico moderado y un sistema fiscal limitado, su implementación podría tardar décadas. La transición hacia este modelo dependería de reformas fiscales profundas, un crecimiento económico sostenido y una reestructuración del gasto público, lo que plantea grandes retos para el gobierno y la sociedad mexicana.
Con este panorama, el desplazamiento laboral ha dejado de ser solo una previsión y se ha convertido en una realidad distópica, que se presenta con mayor fuerza y rapidez que durante la Revolución Industrial de finales del siglo XIX. Marzo de 2025 evidenció esta aceleración, con la irrupción de tecnologías de IA. OpenAI sacudió sus servidores tras la introducción del modelo GPT-40, un nuevo generador de imágenes diseñado no tanto para el arte surrealista típico de la IA, sino para la creación altamente controlable y práctica de visuales que puede ser explotada en publicidad y el diseño gráfico. Por otro lado, la startup china Deepseek aceleró el lanzamiento de su nuevo modelo de inteligencia artificial R2. El mes pasado, su predecesor, R1, sorprendió a los mercados mundiales, provocando pérdidas superiores a un billón de dólares para sus competidores.
¿En la antesala de la RBU?
El CEO de Tesla, Elon Musk, ha destacado la importancia de la renta básica universal (RBU) en un futuro donde la inteligencia artificial (IA) y la automatización continúan reemplazando trabajos humanos. Según Musk, el momento llegará cuando «no haya necesidad de empleos», y la sociedad dependerá de un gran ingreso básico universal para asegurar el bienestar de todos.
Este concepto de RBU también ha sido abordado por Chris Hughes y Sam Altman, quienes coinciden en que la renta básica será crucial para mitigar los efectos de la automatización en el empleo.
Varias ciudades de los Estados Unidos, como Stockton, que entrega 500 dólares a sus habitantes que ganana menos del salario mínimo, Hudson y Oakland, ya están implementando programas piloto de renta básica universal, experimentando con este sistema para evaluar su impacto en la sociedad y la economía.
La renta básica universal (también conocida como ingreso básico universal, renta básica incondicional o ingreso ciudadano) es un sistema de seguridad social donde todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones. Este ingreso se recibe del gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso adicional que se pueda obtener de otras fuentes.
La implementación de una RBU permitiría que todas las personas, independientemente de su situación laboral o económica, reciban un ingreso garantizado, asegurando una supervivencia básica cada mes. Durante la pandemia de COVID-19, muchos países y el Foro Económico Mundial (WEF) se pronunciaron a favor de la implementación de un Ingreso Básico Universal como una medida para mitigar los efectos económicos adversos.
Los defensores de la RBU argumentan que este sistema mejoraría la situación de las personas con un bajo nivel adquisitivo y permitiría a los trabajadores negociar mejores condiciones laborales. Además, la RBU reduciría la presión sobre los desempleados, evitando que tengan que recurrir a trabajos informales o ilegales para sobrevivir. También se prevé que los trabajos desagradables o mal remunerados se vuelvan mejor recompensados.
A pesar de los beneficios que se le atribuyen, los detractores de la RBU señalan que podría generar inflación y reducir la participación en el mercado laboral. También advierten que, si no se gestionara adecuadamente, podría erosionar los valores cívicos y democráticos, debilitando las instituciones del estado.
Mientras tanto, la Renta Básica Universal sigue siendo un tema central en el debate sobre el futuro del trabajo y la distribución de la riqueza en la era de la IA y la automatización. Los llamados a la acción por parte de visionarios como Musk y otros líderes tecnológicos subrayan la necesidad de explorar soluciones innovadoras para un futuro donde las máquinas asuman una mayor parte de las tareas laborales.
México y la RBU
Aunque la reforma constitucional representa un paso importante hacia la consolidación de los Programas para el Bienestar como derechos, la implementación de una RBU en México enfrentaría desafíos tanto fiscales como legislativos, especialmente en lo que respecta a garantizar que la pensión universal sea lo suficientemente alta para cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos. Para ello, será necesario un enfoque integral que reestructure el sistema de bienestar, sin generar duplicación de beneficios ni poner en riesgo la sostenibilidad fiscal.
La RBU podría entrar en conflicto con el sistema actual de programas sociales en México, ya que si se implementa una renta universal que cubra las necesidades básicas, la pensión actual podría necesitar ajustes. Para que una RBU sea viable, no solo sería necesario establecer un monto adecuado para garantizar la supervivencia, sino también modificar la estructura de las pensiones para que no haya duplicación de beneficios.
En este sentido, la reforma constitucional también garantiza la pensión para personas con discapacidad y asegura que los recursos sean suficientes y oportunos para los beneficiarios, manteniendo su poder adquisitivo por encima de la inflación. Esto plantea un reto adicional: ¿sería posible financiar una RBU suficiente para cubrir las necesidades básicas de todos los ciudadanos sin afectar la sostenibilidad de estos programas ya establecidos?
Programas como Sembrando Vida, dirigido a campesinos y pequeños productores, reciban un apoyo económico permanente, lo que muestra un avance en la garantía de bienestar para los sectores más vulnerables del país. Sin embargo, la introducción de una RBU de amplio alcance podría requerir ajustes en el financiamiento de estos programas para asegurar que no haya una sobrecarga fiscal, lo que pondría en riesgo su estabilidad.
Por ahora, el enfoque del gobierno parece seguir avanzando hacia una ampliación de los programas existentes, con nuevos apoyos como la Pensión Mujeres Bienestar para personas de 60 a 64 años y el programa de Salud Casa por Casa, que busca mejorar la atención a los adultos mayores y personas con discapacidad.
A décadas de distancia de una RBU
La posibilidad de que México implemente una Renta Básica Universal (RBU), un ingreso mensual garantizado para toda la población, ha sido un tema recurrente en los debates sobre políticas sociales. Sin embargo, su implementación, en el contexto actual del país, presenta varios retos económicos y fiscales que podrían requerir un horizonte de 15 a 25 años para su materialización.
El costo de la RBU y los desafíos fiscales
Para que México pueda poner en marcha una RBU, uno de los principales obstáculos es el costo de un programa de esta magnitud. Según algunas estimaciones, ofrecer 5,000 pesos mensuales por persona a toda la población (aproximadamente 126 millones de mexicanos) podría costar cerca de 7.56 billones de pesos al año, lo que representa más del 30% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esta cifra supera ampliamente los ingresos fiscales actuales de México, que rondan el 20% del PIB.
Este gasto sería insostenible con el presupuesto federal actual, que asciende a 8.6 billones de pesos, mucho menos si se quiere garantizar la suficiencia de los pagos y un impacto positivo en la economía. Así, aunque la idea de una RBU ha ganado atención, el país necesitaría reformas fiscales profundas para financiarla.
La capacidad fiscal de México
México enfrenta un déficit fiscal de aproximadamente 3-5.7% del PIB, lo que significa que el país gasta más de lo que recauda. Para financiar una RBU, sería necesario aumentar significativamente los ingresos fiscales. Esto podría lograrse mediante:
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Ajustes fiscales progresivos que impliquen mayores impuestos a las grandes corporaciones y sectores de altos ingresos.
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Reestructuración del gasto público para priorizar el financiamiento de la RBU y eliminar subsidios ineficientes.
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Mejora en la recaudación fiscal, combatiendo la evasión y promoviendo una distribución más equitativa de los recursos.
Crecimiento económico y sostenibilidad
Para financiar una RBU de forma sostenible, también sería necesario un crecimiento económico sostenido en el país. En 2024, el crecimiento del PIB de México fue de 1.5%, lo que limita las posibilidades de un financiamiento rápido. Si el país pudiera lograr un crecimiento del 4-5% anual durante las próximas décadas, sería posible comenzar a implementar una RBU de manera gradual.
En este sentido, podría ser conveniente optar por una implementación progresiva, que empiece con un ingreso mínimo garantizado o una pensión básica, y aumente gradualmente el monto de la RBU a medida que las condiciones económicas mejoren.
Un futuro gradual y estructural
Aunque la Renta Básica Universal sería una solución transformadora para combatir la pobreza y la desigualdad, México necesita tiempo y reformas estructurales para implementarla de manera efectiva. La RBU podría comenzar con proyectos piloto, implementando políticas de apoyo progresivo a los grupos más vulnerables, como los adultos mayores, y expandirlas a otras áreas de la población según los resultados obtenidos y el crecimiento económico.
En resumen, la implementación de una RBU universal en México podría tomar décadas, en caso de que el país se encuentre en condiciones y dependiendo de factores como el crecimiento económico sostenido, las reformas fiscales, así como la capacidad del gobierno para gestionar el gasto público de manera más eficiente. Este periodo serviría no solo para construir una base sólida sobre la que financiar la RBU, sino también para evitar desequilibrios económicos y asegurar que el programa tenga un impacto positivo en la calidad de vida de los mexicanos.