En 12 de octubre de 1972, un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya se accidentó en la cordillera de los Andes debido a un error de navegación y condiciones climáticas adversas. Cincuenta años después, la película «La Sociedad de la Nieve» revive las experiencias de los 16 jóvenes que sobrevivieron.
«La Sociedad de la Nieve» (2023), el filme dirigido por Juan Antonio Bayona, revivió el interés por el accidente aéreo ocurrido el 13 de octubre de 1972, en el que un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en medio de la cordillera de los Andes, con 40 pasajeros y cinco miembros tripulación a bordo, de los cuales, lograron sobrevivir 16 personas en condiciones climáticas extremas durante 72 días.
Durante 72 días, los sobrevivientes del histórico accidente lograron mantenerse con vida en temperaturas de hasta menos 30 grados bajo cero, muchos de ellos, malheridos. Después de más de una semana de búsqueda infructuosa, fueron dados por muertos. Sin embargo, la historia dio un giro increíble después de que dos de los pasajeros, debilitados por el hambre y los golpes del accidente, lograron realizar una caminata de cerca de 38 kilómetros, atravesaron una pared de nieve y fueron encontrados días después por un agricultor.
«La Sociedad de la Nieve» fue estrenada el 9 de septiembre de 2023 en el Festival de Venecia y el 4 de enero en Netflix. El flime obtuvo un Globo de Oro en la categoría a mejor película de habla no inglesa y fue nominada a 13 premios Goya, entre las cuales destaca Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guion Adaptado.
La película ha sido un éxito en la plataforma de streaming, donde horas después de su estreno se consolidó como uno de los filmes más reproducidos en Uruguay, México, España y Argentina. Entre las curiosidades de la película, el director invitó a varios de los 16 sobrevivientes para realizar cameos. Los sobrevivientes Roberto Canessa, Carlitos Páez Rodríguez, José Luis Nicolás y Gustavo Zerbino Stajo aparecen en algunas de las escenas como extras.
Además del sitio donde ocurrió el accidente, que fue bautizado como «Glaciar de las lágrimas» después de la tragedia, algunas escenas del rodaje también se llevaron a cabo en la Sierra Nevada de España, Uruguay, Chile y Argentina.
Una de las características de esta historia es la que cercanía que mantuvieron los supervivientes después de ser rescatados y su disponibilidad para narrar con detalle todos los aspectos de su experiencia para poder mantenerse con vida en las montañas, incluyendo la antropofagia a la que tuvieron que recurrir al terminarse las reservas de alimento. En la producción de la película se realizaron más de 100 entrevistas a los supervivientes y los actores tuvieron contacto con ellos.
EL VUELO TRÁGICO
El vuelo partió del Aeropuerto de Carrasco, en Uruguay, el 12 de octubre de 1972 con 40 pasajeros a bordo, entre ellos, 16 miembros del equipo de rugby, Old Christians Club, que se enfrentaría en un partido contra el equipo chileno Old Boys Club, en Santiago.
El presidente del club, Daniel Juan, contrató la aeronave de la Fuerza Aérea Uruguaya para trasladar a los jóvenes universitarios. Tras el despegue, la aeronave se enfrentó a una fuerte tormenta que los obligó a descender y aterrizar en Mendoza, Argentina.
Los pilotos habían considerado no continuar el vuelo debido al mal tiempo. Sin embargo, otro piloto que recién había aterrizado procedente de Chile, les había comentado que no tuvo contratiempos y que volar era seguro.
De acuerdo con las leyes uruguayas, una aeronave militar no podía permanecer en suelo por más de 24 horas, así que los pilotos se enfrentaron a la presión de que si no despegaban con destino a Chile, debían volver a Montevideo. Este dato fue revelado por el portal de la Sociedad de la Nieve.
A pesar de las malas condiciones climáticas, la aeronave siguió su viaje el 13 de octubre con una ruta en «U», trasladándose 600km para atravesar la cordillera por el llamado Paso del Planchón o Paso Internacional Vergara, hasta alcanzar Curicó, en Chile y de ahí iniciaría el descenso con dirección norte hasta el aeropuerto de Santiago. Una maniobra compleja que tuvo complicaciones técnicas y meteorológicas, que llevaron a que la aeronave se estrellara contra la montaña.
Debido a la nubosidad, los pilotos redujeron la velocidad de 210 a 180 nudos, esto pudo haber generado una confusión respecto al tiempo que les tomaría atravesar la cordillera.
El controlador de tráfico del aeropuerto de Santiago autorizó a los pilotos descender sin saber que aún se encontraban sobre la cordillera. El avión comenzó a perder altitud y estuvo a punto de chocar contra una montaña. El piloto hizo una maniobra para poder superar la cresta y casi logra evitar el colapso. Sin embargo, el cono de cola se estrella contra la montaña.
Primero perdió el ala derecha, después se partió el dos. Un segundo impacto le arrancó el ala izquierda, y el fuselaje se deslizó por la nieve a más de 350 km/h hasta terminar en un punto inhóspito donde ningún avión de rescate pudo avistarlos.
En el año 2012, Teledoce realizó un especial en el que entrevistó a los sobrevivientes y al general de la Fuerza Aérea Uruguaya, Enrique Crosa, quien explicó que los peritajes confirmaron que la causa del accidente «fue un grave error de navegación aérea».
Las radiobalizas de la década de los años setenta no eran tan eficientes y la montaña provocaba oscilaciones en la señales de radio eléctricas. El general cree que estas señales habrían sido malinterpretadas por los pilotos, que giraron con dirección al norte mucho antes de lo establecido en la ruta y quedaron atrapados en la cordillera. Los pilotos no tenían visibilidad debido a la intensa nubosidad que se presentaba en la zona.
Según Crosa, el accidente pudo haberse evitado, aún cuando los instrumentos de navegación fallaron, si tan solo hubiesen mirado el reloj, ya que en 16 minutos, que es el tiempo de recorrido que tuvo el avión sobre el Paso del Planchón, no se podían atravesar 92 millas náuticas de la cordillera con el viento de frente.
Tras el accidente, el piloto, había dicho a los jóvenes que habían pasado Curicó, lo que demostraba que sus cálculos habían fallado.