Marcela Turati narró en entrevista con rfi las dificultades para investigar desapariciones en México, una problemática que no fue revertida durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La periodista Marcela Turati dio una entrevista para Radio Francia Internacional (rfi) en la que expuso aspectos de la crisis que padece México en materia de desaparecidos y las dificultades para investigar esta problemática. Al cierre del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, la periodista destacó que a pesar de los esfuerzos por impulsar el mecanismo de identificación forense, la 4T ha fracasado en resarcir este problema heredado de sexenios anteriores. Según sus estimaciones, a nivel nacional existen cerca de 55 mil cuerpos distribuidos en morgues o enterrados en fosas comunes creadas por el Estado.
Marcela Turati detalló en su libro «San Fernando. Última Parada. Viaje Al Crimen Autorizado En Tamaulipas» cómo la región limítrofe entre Tamaulipas y EU se encuentra silenciada por el crimen organizado, mientras que las autoridades son cómplices de los delitos que se cometen ahí. En el caso de la masacre de San Fernando, ocurrida en 2010, la periodista sostuvo que las autoridades tenían conocimiento de que los autobuses con migrantes eran detenidos y de que ocurrían secuestros y asesinatos de centroamericanos y mexicanos pero nunca actuaron.
«Sabían como el ejército no hizo nada, la policía federal no hizo nada, la procuraduría, el gobierno estatal, todo mundo sabía que las carreteras eran peligrosas, que esta gente estaba reclutando personas para su ejército y no dejaba pasar migrantes porque tenía miedo que el otro cártel, el del Golfo, los fuera a reclutar», indicó Turati.
La primera masacre de San Fernando ocurrió en agosto de 2010 y fue atribuida a Los Zetas. De acuerdo con versiones oficiales, un grupo de entre 76 y 77 migrantes partió de Veracruz en dos autobuses, en busca de cruzar la frontera estadounidense. Antes de llegar a San Fernando, fueron interceptados por grupos armados quienes los trasladaron a una finca donde fueron asesinados por negarse a dar información o colaborar con el crimen organizado. Al menos dos personas lograron escapar.
Marcela Turati explicó que a partir de sus investigaciones de casos de desaparecidos en Tamaulipas, las autoridades la incluyeron a ella y a una abogada en las investigaciones sobre Los Zetas como si fueran parte del grupo criminal. Según la periodista, las autoridades la señalaron de secuestro y delincuencia organizada y considera que pudo haber sido involucrada para que las autoridades pudieran justificar la intervención de sus comunicaciones.
«En mi caso, en la investigación me di cuenta que la procuraduría me metió en el la misma investigación de los Zetas, como si fuera corresponsable. Estoy acusada de secuestro y delincuencia organizada. La abogada de las víctimas de las familias centroamericanas, la directora del equipo argentino antropología forense y yo estamos en un expediente que estaba oculto. Nos acusaban de secuestro y delincuencia organizada para poder, sin tener que pasar por un juez, hacer seguimiento de con quién hablamos, a dónde fuimos. Esa investigación sigue abierta», sostuvo la periodista en entrevista con rfi.
En 2014, tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Turati investigaba el caso cuando se descubrió que su teléfono era espiado con el software Pegasus, desarrollado por NSO Group y que, de acuerdo con una investigación realizada por Citizen Lab, habría sido utilizado para espiar a periodistas en México.
«Veintitantos periodistas y no, no sabemos cuántos más activistas defensores de derechos humanos. En mi caso fue en los años que cubría Ayotzinapa, o sea, las investigaciones de dónde están estos muchachos que siguen desaparecidos», afirmó la periodista.
Durante el sexenio de López Obrador, Turati mencionó en la entrevista que ha experimentado intimidaciones en la sierra Tarahumara, donde señala que el crimen organizado opera con confabulación con las autoridades.
«En la sierra Tarahumara, zona montañosa, voy y entrevisto a alguien y esa persona recibe una llamada. Es gente que la está viendo desde fuera y que le dice: ‘Te estamos viendo, deja de hablar y dile a la reportera que se vaya’. Es el crimen organizado, pero todo ya tiene que ver con la narcopolítica», indicó.