Durante 2024 creció la inequidad entre los países que reciben asistencia del Banco Mundial y los más ricos al punto de ser considerada “una regresión histórica” por esta institución.
El Banco Mundial reportó que en la mitad de los países financiados por la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la brecha de ingresos se profundizó de manera considerable, en comparación con las economías más opulentas del mundo.
Según el informe «Great Reversal: Prospects, Risks, and Policies in International Development Association Countries, («La Gran Regresión: Perspectivas, riesgos y políticas en los países que reciben financiamiento de la AIF»), los 75 países más vulnerables del mundo tienen por primera vez en el siglo una brecha de ingresos en comparación con los países ricos.
Estos países concentran una cuarta parte de la humanidad, lo que equivale a mil 900 millones de personas, que se encuentran afectadas por la brecha de ingresos de sus países.
A pesar de contar con recursos naturales y humanos, estos países enfrentan una regresión histórica en materia financiera. Según el informe, entre 2020 y 2024, el ingreso per cápita creció de manera más lenta que en las economías desarrolladas, a pesar de recibir financiamiento de la AIF. Esta situación ha llevado a que uno de cada tres países que son financiados por esta asociación, sea más pobre en 2024 de lo que era antes de la pandemia por el Covid-19.
La tasa de pobreza extrema es 8 veces mayor que el promedio mundial y en estos países se concentra el 90 por ciento de las personas que padecen hambre y deficiencia alimentaria.
El informe también concluyó que la mitad de estos países se encuentran sobreendeudados o en grave riesgo de adquirir grandes cantidades de deuda, pero los prestamistas los evaden.
39 de estos países se encuentran en África Subsahariana, 14 en Asia Oriental y 8 en América Latina y el Caribe. Treinta y tres de estos países se encuentran afectados por estados de derecho debilitados o por conflictos armados.
Para superar las deficiencias en el desarrollo, la infraestructura y generar resiliencia frente al cambio climático, el Banco Mundial estimó que se requiere una inversión equivalente al 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Los costos de los desastres naturales se han duplicado en estas economías durante la última década y representan un promedio de 1.3 por ciento del PIB anual, cuatro veces más que el promedio de otros países emergentes.
El Banco Mundial estimó que para hacer frente a estos gastos, estos países necesitan generar auges de inversión sostenidos. Además, de ayuda de países extranjeros para reducir el riesgo de caer en un «estancamiento prolongado».