El proyecto «Caminos hacia la libertad», dirigido por Roseann Bacha-Garza en la Facultad de Artes Liberales de la Universidad de Texas Río Bravo Valley, se enfoca en un capítulo poco conocido de la historia del Ferrocarril Subterráneo, una de las redes clandestinas más importantes que ayudó a los esclavos afroamericanos a escapar de la opresión en el sur de los Estados Unidos. Este proyecto se centra en investigar las rutas que llevaban a los buscadores de libertad hacia el sur, a través de Texas y hasta México, donde la esclavitud había sido abolida en 1837.
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su exploración de los retos que enfrentaron los esclavos fugitivos durante su travesía por el sur de Texas. Antes del estallido de la Guerra Civil estadounidense, la promulgación de la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850 y la Decisión Dred Scott de 1857 incrementaron la hostilidad hacia las personas de color libres y las familias de razas mixtas en el sur de Estados Unidos. Estas leyes no solo intensificaron la caza de esclavos, sino que también sembraron temor entre las personas liberadas, quienes temían ser capturadas y devueltas a la esclavitud. Como respuesta a este clima de creciente animosidad, muchas de estas familias decidieron abandonar los Estados Unidos y buscar refugio en México.
El proyecto examina casos específicos de personas que lograron escapar, como el de Nathaniel Jackson y Matilda Hicks, quienes junto a sus familias se aventuraron a cruzar la traicionera “Franja de Nueces”, una región árida y peligrosa entre Corpus Christi y Brownsville. Estos viajeros evitaron a los cazadores de esclavos y, tras superar numerosos obstáculos, encontraron la libertad en México. Una vez cruzada la frontera, muchos de ellos se asentaron en pequeñas colonias, donde aprendieron español y se integraron en la sociedad mexicana, llevando una vida modesta, pero libre.
Uno de los momentos clave en el desarrollo de «Caminos hacia la libertad» fue el viaje de investigación patrocinado por el Programa CHAPS en agosto de 2022, que permitió contextualizar los motivos de las familias birraciales para abandonar el sur de Estados Unidos, conectando las circunstancias políticas y sociales con las decisiones individuales de estas personas.
El proyecto destacó la influencia de figuras como Benito Juárez, quien, después de su exilio en Nueva Orleans en 1855, regresó a México con una visión clara sobre la inclusión de los afroamericanos en el país. Juárez, conocido por su simpatía hacia los pueblos indígenas y su postura antiesclavista, impulsó la creación de comunidades afroamericanas en México, ofreciendo tierras a cambio de su establecimiento en el país. Estos esfuerzos, combinados con la promulgación de la Constitución mexicana de 1857, que garantizó la libertad a cualquier esclavo que pisara suelo mexicano, crearon un ambiente de esperanza para aquellos que buscaban escapar de la esclavitud en el sur de los Estados Unidos.
«El gobierno mexicano hizo esfuerzos para atraer a la población afroamericana a establecerse allí con la promesa de tierras gratis sin esclavitud. En 1857, Luis N. Fouché, una persona libre de color de Florida, recibió tierras cerca de Veracruz a cambio de llenar una colonia agrícola conocida como Eureka con cien familias negras. Este asentamiento fue conocido como la Migración de Fouché y se desarrolló en la ruta comercial a lo largo de la costa del golfo de México entre Nueva Orleans, Veracruz y las islas del Caribe, un lugar elegido por sus oportunidades económicas óptimas», señala la investigación.