El informe señala que las brechas del producto y la inflación se han cerrado prácticamente. Sin embargo, con la política monetaria aún en una postura contractiva y la necesidad de fortalecer las finanzas públicas, se requiere una recalibración más profunda de la combinación de políticas. El FMI enfatiza que la consolidación fiscal debe avanzar sin demora, permitiendo reconstruir márgenes de maniobra, al tiempo que se protege la inversión pública prioritaria y el gasto social. Esta estrategia no solo contribuiría a normalizar la política monetaria, sino que también afianzaría la credibilidad y resiliencia de los marcos de políticas económicas.
En este contexto, la mayoría de los bancos centrales de la región están en condiciones de proceder a una relajación monetaria, buscando equilibrar la necesidad de evitar nuevas presiones inflacionarias con el objetivo de prevenir una contracción económica excesiva.
A corto plazo, se prevé que el crecimiento se mantenga cerca de su promedio históricamente bajo. Esto se atribuye a problemas persistentes como la escasa inversión, el bajo crecimiento de la productividad y los cambios demográficos. El informe destaca una preocupación particular por el reducido programa de reformas en curso, que podría desencadenar un círculo vicioso de bajo crecimiento, descontento social y el ascenso de políticas populistas.
Para contrarrestar esta tendencia, el FMI subraya la necesidad de continuar con las reformas. Mejorar la gobernanza es una prioridad transversal que incluye el fortalecimiento del Estado de derecho, la mejora de la eficacia gubernamental y la lucha contra la delincuencia. Además, se sugiere mejorar el clima de negocios, promover la competencia y fomentar el comercio exterior para estimular la acumulación de capital.
Asimismo, el informe advierte sobre la importancia de ampliar la inversión pública y hacerla más eficaz, y destaca que, para mantener una fuerza laboral dinámica y aumentar la productividad, es fundamental abordar la informalidad y flexibilizar los mercados laborales formales. Esto permitirá que las economías se adapten a las nuevas tecnologías. Por último, incrementar la participación de las mujeres en la fuerza laboral se presenta como una estrategia clave para contrarrestar los desafíos demográficos y potenciar el crecimiento económico de la región.