En el marco del conflicto entre Ucrania y Rusia, el lanzamiento de misiles ATACMS por parte de Ucrania ha generado un aumento significativo en las tensiones. Estos misiles son una tecnología militar avanzada de fabricación estadounidense que destaca por su precisión y capacidad destructiva.
Rusia acusó a Ucrania de atacar la región de Briansk con seis misiles tácticos de largo alcance ATACMS, fabricados en Estados Unidos. El Ministerio de Defensa ruso informó que, durante la madrugada del martes, «a las 03:25 horas, el enemigo atacó una instalación en la región de Briansk con seis misiles balísticos». Según el comunicado, los sistemas de defensa antiaérea S-400 y Pantsir interceptaron cinco proyectiles, mientras que un sexto fue dañado. El impacto provocó un incendio que fue rápidamente extinguido, sin que se reportaran víctimas ni daños estructurales significativos.
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión entre Rusia y Occidente. El Kremlin ha calificado el uso de misiles estadounidenses como un indicio de «participación directa de los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos en la guerra en Ucrania». Estas declaraciones se producen días después de que medios estadounidenses, como The New York Times, reportaran que el presidente Joe Biden autorizó por primera vez el uso de estas armas por parte de Ucrania para atacar objetivos en territorio ruso.
¿Qué son los ATACMS?
El MGM-140 ATACMS (Army Tactical Missile System) es un misil balístico de superficie a superficie diseñado por la empresa Lockheed Martin. Con un alcance de hasta 300 kilómetros, este sistema es capaz de atacar objetivos estratégicos desde una distancia considerable. Cada misil tiene una longitud de 4 metros, un diámetro de 610 milímetros y utiliza propelente sólido como combustible.
Estos misiles pueden ser lanzados desde sistemas como el M270 MLRS o el HIMARS, lo que les otorga una versatilidad operativa considerable. Su diseño incluye un contenedor que dificulta la identificación del misil como un objetivo valioso, lo que añade un elemento táctico importante en su despliegue.
Historia y uso en combate
El ATACMS debutó en combate durante la operación Tormenta del Desierto en 1991, donde se lanzaron 32 misiles contra objetivos iraquíes. Posteriormente, en la operación Libertad Iraquí de 2003, se dispararon más de 450 de estos misiles, consolidando su reputación como un arma eficaz en conflictos modernos.
A pesar de su éxito, el programa fue suspendido en 2007 debido a su elevado costo. Sin embargo, se implementó un programa de extensión de vida útil (SLEP) para mantener los misiles operativos y actualizarlos con tecnología moderna, como mejoras en la guía y opciones avanzadas de detonación.
Uso en Ucrania y su impacto en el conflicto
El reciente lanzamiento de estos misiles por parte de Ucrania ha provocado fuertes reacciones por parte de Rusia. Según reportes, los ATACMS han sido empleados para atacar objetivos dentro del territorio ruso, una acción que marca un escalamiento en las tácticas militares ucranianas.
La capacidad de los ATACMS para alcanzar objetivos estratégicos con precisión ha sido vista como un cambio en el balance del conflicto. Estos ataques no solo tienen un impacto táctico, sino también un efecto psicológico en las fuerzas rusas, al evidenciar que Ucrania dispone de tecnología avanzada proporcionada por aliados occidentales.
Reacciones y consecuencias
Rusia ha calificado el uso de los ATACMS como una provocación y ha advertido que esta acción podría tener serias repercusiones en las relaciones internacionales y en la dinámica del conflicto. Por su parte, Ucrania sostiene que su uso es legítimo en defensa de su soberanía frente a la invasión rusa.
El apoyo de Estados Unidos y otros países de la OTAN en la provisión de estos sistemas a Ucrania subraya la complejidad del conflicto, en el que las tensiones geopolíticas y militares se entrelazan en un escenario cada vez más volátil.
El uso de los misiles ATACMS por Ucrania representa un punto de inflexión en el conflicto con Rusia. Más allá de su capacidad destructiva, estos misiles simbolizan el apoyo estratégico de las potencias occidentales a Ucrania, lo que podría influir significativamente en el desarrollo de las hostilidades y en el equilibrio de poder en la región.