El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de imponer aranceles radicales a México, Canadá y China tan pronto como asuma el cargo. Su propuesta, que podría incluir un impuesto del 25% a los productos mexicanos y canadienses, y un 10% a los provenientes de China, busca presionar a estos países para que tomen medidas más estrictas contra la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo. Sin embargo, la viabilidad de estas medidas choca con el marco legal establecido por el T-MEC y podría desatar una guerra comercial con consecuencias económicas globales.
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con imponer nuevos y severos aranceles a México, Canadá y China, tan pronto como asuma el cargo, como parte de sus esfuerzos por abordar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. En declaraciones recientes, Trump reveló que impondría un impuesto del 25% a todos los productos que ingresen al país desde México y Canadá, y un arancel adicional del 10% a los productos procedentes de China. Esta medida podría convertirse en una de sus primeras órdenes ejecutivas.
No obstante, la viabilidad de esta propuesta es incierta. Estados Unidos, México y Canadá están unidos por el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), un acuerdo de libre comercio que Trump negoció durante su mandato anterior. Algunos expertos han cuestionado si la aplicación de tales aranceles sería legal bajo los términos del tratado, mientras que otros consideran que el presidente electo podría intentar sortear las normas tradicionales, dado su historial de desafiar acuerdos internacionales.
México es actualmente el principal socio comercial de Estados Unidos, representando el 15.8% del comercio total entre ambos países, lo que convierte a cualquier medida económica relacionada con México en un asunto de gran repercusión. Según estimaciones de la analista económica Viri Ríos, un arancel del 25% a los productos mexicanos podría costarle a la economía estadounidense unos 125 mil millones de dólares en los próximos 10 años, afectando su Producto Interno Bruto (PIB) entre un 0.5% y un 0.74%. Los consumidores estadounidenses también se verían impactados, ya que las empresas importadoras de productos mexicanos tendrían que subir sus precios para cubrir el costo adicional de los aranceles, señala The Guardian.
La amenaza de estos aranceles también podría generar fuertes disrupciones en la cadena de suministro global, afectando tanto a las economías de los países involucrados como a la de Estados Unidos. Trump señaló en su plataforma Truth Social que los aranceles permanecerían vigentes hasta que México y Canadá adoptaran medidas drásticas contra el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, y la inmigración ilegal.
“Tanto México como Canadá tienen el derecho y el poder absolutos para resolver fácilmente este problema que lleva tiempo latente”, publicó Trump. En relación con China, acusó a Beijing de no cumplir con sus promesas de ejecutar la pena de muerte a los traficantes de fentanilo, lo que generó una rápida respuesta por parte de un portavoz de la embajada china, quien refutó las afirmaciones y destacó que China “considera que la cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es de naturaleza mutuamente beneficiosa. Nadie ganará una guerra comercial o una guerra arancelaria”, según BBC.
La implementación de estos aranceles podría resultar en un aumento generalizado de precios para los consumidores estadounidenses, afectando a productos esenciales como gasolina, automóviles y productos agrícolas. De acuerdo con datos recientes del censo estadounidense, México, China y Canadá son los tres principales proveedores de bienes importados en el país.
Aunque algunos analistas sugieren que estas amenazas son una táctica de negociación para presionar a los países a tomar acciones sobre los temas de inmigración y drogas, las posibles represalias de México y Canadá podrían generar un conflicto comercial difícil de resolver. “En ese punto, es muy difícil desenredar las guerras arancelarias”, comentó Gary Hufbauer, miembro senior del Instituto Peterson de Economía Internacional.
Si Trump lleva a cabo su promesa de implementar estos aranceles, la inflación en Estados Unidos podría experimentar un aumento significativo el próximo año, justo cuando los efectos de la pandemia comienzan a disminuir. Los economistas ya habían anticipado un arancel del 10% a las importaciones chinas para 2025, un pronóstico que se había incorporado en los modelos económicos. Durante su campaña presidencial, Trump también mencionó la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 60% sobre los productos chinos con el fin de incentivar a las empresas a trasladar la producción a Estados Unidos o adquirir productos fabricados internamente.
El panorama económico mundial se encuentra, una vez más, en un terreno incierto, y las decisiones que tome el presidente electo en sus primeros días en el cargo podrían tener un impacto duradero sobre la economía global.