El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha reportado seis ejecuciones extrajudiciales en Siria desde la caída del régimen de Bachar al Asad el pasado 8 de diciembre, evento que puso fin a décadas de gobierno dinástico y al régimen del partido Baaz.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha documentado al menos seis ejecuciones extrajudiciales en Siria desde la caída del régimen de Bachar al Asad el pasado 8 de diciembre. Según la organización, estos actos, ocurridos en varias ciudades del país, responden a motivos de venganza sectaria y reflejan el deterioro de la situación de seguridad, que se ha visto exacerbada por las represalias y abusos cometidos por grupos armados locales en diversas provincias sirias.
Según Rami Abdulrahman, director del OSDH, estos grupos han intensificado las acciones de represión contra la población civil, incluyendo abusos físicos y verbales, así como el saqueo de propiedades por la fuerza. Se ha confirmado que los atacantes se han disfrazado con uniformes de las fuerzas de seguridad de la administración de operaciones militares, que han tomado el control de las zonas que antes estaban bajo el régimen de Al Asad.
El OSDH también ha recibido varios informes sobre incidentes similares en Latakia, ubicada en la costa mediterránea y de mayoría alauí. La violencia ha generado una escalada de tensiones sectarias, con grupos extremistas irrumpiendo en localidades de mayoría alauí, coreando consignas sectarias. En este contexto, el OSDH ha denunciado las acciones de represalia, las cuales se están llevando a cabo principalmente por grupos locales armados en las zonas rurales de Latakia y el oeste de Hama.
Por su parte, las fuerzas de seguridad de la administración de operaciones militares han asumido el control de las áreas que anteriormente estaban bajo el dominio del régimen de Al Asad. Estas fuerzas han asegurado a los residentes y ancianos mediante reuniones frecuentes, en las que aseguran que están trabajando para proteger a los civiles y mantener el orden en las zonas bajo su control.
El OSDH ha reiterado su compromiso de seguir monitoreando, documentando y denunciando las violaciones de derechos humanos cometidas por todas las partes involucradas en el conflicto sirio. En este sentido, la organización ha instado a la administración de operaciones militares a actuar con urgencia para poner fin al caos de seguridad, contrarrestar las represalias y proteger a todos los civiles sirios, independientemente de su origen étnico, sectario o religioso. Además, ha hecho un llamado a procesar a los afiliados al antiguo régimen y llevar a los criminales ante la justicia.
El derrocamiento de Bachar al Asad, el 8 de diciembre, ha puesto fin a décadas de gobierno de una dinastía que lideraba Siria, así como al régimen del partido Baaz. Asad, considerado un hombre con fuertes aliados internacionales, se mantuvo en el poder gracias al apoyo de Rusia, Irán y las milicias financiadas por Teherán, como la libanesa Hezbolá. Si no hubiera sido por estos respaldos, es probable que el dictador sirio hubiera sido derrocado por la revolución siria hace años.
La guerra civil ya había llevado al régimen de Asad al borde del colapso financiero en 2015, cuando el gobierno apenas podía pagar a su propio ejército y controlaba solo alrededor del 10 por ciento del territorio sirio. En ese momento, Rusia intervino para salvarlo, pero ahora, el régimen parece haber quedado sin respaldo ni tropas, dejando un vacío de poder que continúa alimentando los conflictos sectarios en todo el país.