Treinta y seis personas que fueron reclutadas con engaños por el crimen organizado y detenidas durante un operativo militar en Teuchitlán, Jalisco, el 29 de enero, fueron liberadas tras comprobarse que eran rehenes.
Fueron detenidos como presuntos criminales, pero en realidad eran rehenes. Después de más de una semana en prisión, 36 personas capturadas en un operativo militar el 29 de enero en Teuchitlán, Jalisco, fueron liberadas tras comprobarse que fueron reclutadas a la fuerza por el crimen organizado.
El campamento, ubicado en la zona de la presa de La Vega, fue intervenido por elementos del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República, quienes detuvieron a 38 personas y aseguraron armas, equipo táctico y precursores químicos. Sin embargo, no todas las personas encontradas en el sitio eran parte de la estructura criminal.
Las víctimas relataron que fueron llevadas con engaños, principalmente desde la central de autobuses de Zapopan, en avenida Vallarta y Aviación, con falsas promesas de empleo. Una vez en el campamento, fueron sometidas a amenazas y violencia para obligarlas a realizar actividades bajo el mando de integrantes del crimen organizado.
A pesar de su condición, las autoridades los detuvieron y fueron trasladados al complejo penitenciario de Puente Grande, donde permanecieron hasta que un juez determinó su inocencia tras una audiencia que se prolongó cinco días. Solo dos de los detenidos permanecen bajo investigación, señalados como responsables de operar el campamento y vinculados a proceso por delincuencia organizada, privación de la libertad y desaparición forzada.
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, confirmó la liberación y anunció un refuerzo de seguridad en la central de autobuses de Zapopan, tras identificar que era un punto clave para el reclutamiento forzado.
“Todas las personas que habían sido privadas de su libertad en este centro de reclutamiento en Teuchitlán ya han sido liberadas, afortunadamente”, declaró el mandatario.
Las autoridades no han informado si alguna de las víctimas contaba con reporte de desaparición. Este caso se suma a otros registrados en Jalisco, donde grupos criminales han utilizado engaños para captar personas y someterlas a entrenamiento forzado. En 2017, se desmantelaron campamentos similares en Tala y Ocotlán, donde desaparecidos fueron obligados a integrarse a organizaciones delictivas