El banco central atribuyó esta revisión a la persistente debilidad en la actividad económica, particularmente en la primera mitad del año, debido al bajo dinamismo del consumo privado y la inversión privada. Además, la política de consolidación fiscal limitará el impacto del gasto público en la economía. Para 2026, Banxico mantiene su previsión de crecimiento en 1.8%, con un intervalo de entre 1.0% y 2.6%.
En materia de empleo, el mercado laboral muestra signos de moderación. La población ocupada continúa desacelerándose, con un estancamiento en el empleo formal afiliado al IMSS desde mediados de 2024. Sectores como la manufactura y la construcción registran la mayor debilidad en la generación de empleo. No obstante, la tasa de desocupación nacional cerró el 2024 en 2.6%, su nivel más bajo desde que se tiene registro.
Por otro lado, el saldo en cuenta corriente para 2025 se prevé en un intervalo de entre -19.3 y -6.6 mil millones de dólares, equivalente al -1.1% y -0.4% del PIB. Esta estimación refleja el comportamiento de la balanza comercial, que se mantiene con un saldo negativo impulsado por la volatilidad del comercio exterior y la demanda externa.
Respecto a la trayectoria de la inflación general anual, Banxico mantuvo su previsión de convergencia a la meta de 3%, aunque ahora estima que se alcanzará en el tercer trimestre de 2026 y no a finales de 2025, como se previó en el informe anterior. En enero de 2025, la inflación general anual se ubicó en 3.59%, mientras que la subyacente fue de 3.66%. La inflación de servicios sigue mostrando resistencia a la baja, lo que ha generado ajustes en las previsiones.
Banxico señaló que las expectativas económicas están sujetas a un entorno de alta incertidumbre, influenciado por las políticas comerciales y fiscales de la nueva administración en Estados Unidos, así como por posibles episodios de volatilidad en los mercados financieros globales.