Vacío en Jerusalén en vísperas de Domingo de Ramos: peregrinos ausentes y cristianos bajo presión

Vacío en Jerusalén en vísperas de Domingo de Ramos: peregrinos ausentes y cristianos bajo presión

Jerusalén, 10 de abril de 2025. En vísperas del Domingo de Ramos, las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén lucen inusualmente vacías, sin el habitual flujo de peregrinos que marca el inicio de la Semana Santa. La ausencia de visitantes refleja no solo los efectos persistentes de las restricciones tras el 7 de octubre de 2023, sino también el impacto del conflicto en Gaza, el temor a nuevos estallidos de violencia y el clima de creciente hostilidad que enfrenta la comunidad cristiana en Tierra Santa.

A pocos días de iniciar la Semana Santa, las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén permanecen casi vacías, con apenas algunos grupos de peregrinos que no alcanzan a revivir el bullicio tradicional del Domingo de Ramos. La escasa afluencia refleja las consecuencias de cinco años de crisis ininterrumpidas, intensificadas desde el 7 de octubre de 2023, cuando estalló el conflicto más reciente entre Israel y Hamas.

Aunque el cielo se despeja y algunas aerolíneas han retomado sus vuelos a Israel, la mayoría de quienes llegan no son turistas religiosos, sino estudiantes y trabajadores extranjeros que reemplazan, en parte, a los miles de palestinos de Cisjordania ocupada a quienes se les ha impedido ingresar a Israel desde hace más de un año. La situación económica en barrios como el cristiano o el armenio es desoladora: vendedores de recuerdos religiosos y operadores turísticos sobreviven con dificultades y relatan que muchas aseguradoras aún se niegan a cubrir viajes a Tierra Santa por razones de seguridad.

La ofensiva militar en Gaza, que ha dejado más de 50,000 muertos según cifras no oficiales, también ha disuadido a creyentes que, por convicción o solidaridad, han optado por no viajar en tiempos de guerra. Sin embargo, quienes más padecen esta ausencia son los palestinos cristianos, particularmente en Jerusalén, Belén y otras zonas históricamente dependientes del turismo religioso.

La tumba del jardín, en Jerusalén. Foto: Google Maps.

Agresiones contra cristianos

Este lunes se presentó en Jerusalén el informe anual del Centro Rossing, una organización dedicada al diálogo interreligioso y al monitoreo de la violencia contra las minorías. El reporte reveló que en 2024 se registraron 111 ataques contra cristianos en Israel y Palestina, incluyendo agresiones al clero y vandalismo a iglesias y lugares de culto. La mayoría de los responsables fueron jóvenes judíos ultraortodoxos asociados a corrientes nacionalistas extremas.

“La situación ha alcanzado un punto alarmante”, alertó un sacerdote local que pidió no ser identificado. “No se trata solo de ataques aislados. Se ha creado un ambiente de hostilidad constante para los cristianos”.

El informe también muestra que el 48% de los jóvenes cristianos menores de 30 años considera abandonar la región, principalmente por la discriminación creciente y el deterioro de las condiciones sociales. Esta migración silenciosa podría agravar la reducción demográfica de una comunidad que ya representa apenas el 1.8% de la población israelí.

Las cifras oficiales confirman esta tendencia. De los 10 millones de habitantes de Israel, solo 180,000 son cristianos, en su mayoría árabes. En Jerusalén, la ciudad más emblemática del cristianismo, apenas 13,000 residentes profesan esta fe, frente a una mayoría musulmana del 96% entre los árabes y un crecimiento sostenido de la población judía ortodoxa, que ya representa el 29% de la población total.

Los analistas del Centro Rossing subrayan que esta transformación está siendo impulsada por políticas deliberadas de “judaización” de la ciudad. Entre ellas destacan la expansión de asentamientos en Jerusalén Este —con más de 11,500 nuevas viviendas en planeación— y la vigencia de la polémica Ley Básica de 2018, que define a Israel como el Estado-nación exclusivo del pueblo judío, relegando implícitamente a las minorías religiosas.

La discriminación se extiende también al ámbito fiscal. Mientras las sinagogas disfrutan de exenciones impositivas amplias, las escuelas, centros juveniles y casas de acogida cristianas deben pagar impuestos municipales, en muchos casos inasumibles. Disputas legales por derechos de propiedad y cobros de servicios se han vuelto una constante entre las comunidades religiosas y las autoridades israelíes.

En el norte del país, en regiones como Galilea, los cristianos enfrentan otro desafío: la violencia derivada del crimen organizado. Solo en 2024 se registraron 230 asesinatos atribuidos a actividades mafiosas, en su mayoría dentro de sectores de la población árabe. Las comunidades cristianas, que suelen mantenerse al margen del conflicto, se ven atrapadas en un entorno de creciente inseguridad.

En este contexto, el Domingo de Ramos llega como una celebración simbólica, marcada por la fe de unos pocos y la ausencia de muchos. Para los cristianos de Tierra Santa, este año, como tantos otros recientes, la esperanza de paz y convivencia parece más una oración que una posibilidad cercana.

Con información de EFE y Vatican News.

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