El periodista Luis Daniel Nava Jiménez, corresponsal de Proceso y El Sur Periódico de Guerrero, fue asaltado la noche del 9 de noviembre en Chilpancingo por dos hombres armados, quienes le robaron su teléfono celular y computadora portátil, tras amenazarlo directamente sobre su labor como periodista.
El reportero Luis Daniel Nava Jiménez, corresponsal de la revista Proceso y El Sur Periódico de Guerrero, fue asaltado la noche del 9 de noviembre por dos hombres armados en Chilpancingo. Los agresores, vestidos con ropa táctica y portando rifles de asalto, lo interceptaron cerca de su domicilio en la calle Cerrada 20 de Noviembre, en el barrio de Tequicorral. Durante el asalto, los hombres le quitaron su teléfono celular y su computadora portátil, tras cuestionarlo sobre su labor como periodista. No se llevaron la mochila que contenía el equipo, lo que aumenta la sospecha de que el robo fue una acción intimidatoria.
Este ataque ocurrió después de que Nava Jiménez cubriera el sepelio de las 11 personas cuyos restos fueron encontrados el 6 de noviembre en Chilpancingo, tras haber sido privadas de su libertad en El Epazote, municipio de Chilapa. El periodista había cenado en el centro de la ciudad antes de ser interceptado por los agresores.
El hecho ha provocado la condena de diversas organizaciones de periodistas de Guerrero, como la Delegación XVII del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa, la Asociación de Periodistas del Estado de Guerrero, y el Club de Periodistas de Guerrero AC, quienes exigen a la Fiscalía General de Guerrero una investigación exhaustiva y el deslinde de responsabilidades. Estas agrupaciones señalan que el ataque se suma a un contexto de violencia creciente en la región, donde la libertad de expresión y la seguridad de los periodistas están en grave riesgo.
Este asalto ocurre en un clima de impunidad, a pocos días del primer aniversario de la agresión a balazos a cuatro periodistas en Chilpancingo, caso que sigue sin resolverse. El gremio periodístico en Guerrero reafirma su compromiso con la libertad de prensa, advirtiendo que «si agreden a uno, nos agreden a todos» y que seguirán ejerciendo su labor, a pesar de las amenazas.
