Un migrante ilegal guatemalteco, acusado de prender fuego a una mujer y observar mientras ella se quemaba viva, había sido deportado previamente de Estados Unidos, pero logró reingresar ilegalmente y alojarse en el sistema de refugios de Nueva York, según una información del New York Post.
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada y aún no enfrenta cargos formales, ingresó ilegalmente a Estados Unidos por primera vez a través de la frontera de Arizona en 2018. Fue capturado pocos días después y deportado a Guatemala. Sin embargo, más tarde logró cruzar nuevamente la frontera, evadiendo a las autoridades federales y estableciéndose en Nueva York, aunque no se ha determinado cuánto tiempo pasó en la ciudad antes del ataque ocurrido el pasado domingo en el tren F.
En abril de 2023, el sospechoso se alojó en un hotel Days Inn en la calle 36, transformado en refugio para migrantes financiado con recursos públicos, siendo este el primero de los cuatro centros que utilizó. Al recibir un billete de tránsito en el mismo año, proporcionó como dirección un refugio en Randall’s Island, según las fuentes.
El ataque ocurrió en la estación de metro de Coney Island-Stillwell Avenue, donde, según la policía, el acusado observó en silencio a una pasajera dormida antes de presuntamente prenderle fuego. Un video dramático obtenido por el New York Post muestra al sospechoso alejándose de la escena en llamas antes de ser detenido por la policía.
El migrante permanece bajo custodia mientras las autoridades esperan los resultados de la autopsia de la víctima. Si se confirma que las llamas causaron su muerte, los fiscales de Brooklyn podrían presentar cargos de asesinato contra el sospechoso.
Eric González, fiscal de distrito de Brooklyn, declaró: “La depravación de este crimen horrible es incomprensible, y mi oficina está comprometida a llevar al perpetrador ante la justicia. Este acto de violencia espantoso y sin sentido contra una mujer vulnerable tendrá las consecuencias más graves”.
Hasta el momento, el acusado no tiene antecedentes penales registrados, según informaron las fuentes.
Este caso ha generado preocupación sobre la seguridad en los subterráneos de Nueva York y la gestión del sistema de refugios para migrantes en la ciudad.