La masacre de Tonalá ocurrió en un contexto de abandono que es responsabilidad de gobiernos locales

La masacre de Tonalá ocurrió en un contexto de abandono que es responsabilidad de gobiernos locales

Al oriente de la Zona Metropolitana de Guadalajara se encuentra Jauja, una de las colonias alfareras que bordean el límite de la ciudad. Fue ahí donde ocurrió el multihomicidio de un grupo de albañiles. En medio de la pobreza las familias viven con miedo por la falta de patrullaje y la inseguridad detonada por la presencia del crimen organizado y las pandillas.

El pasado 27 de febrero un grupo de de trabajadores de la construcción tomaban cervezas mientras esperaban su pago sobre la banqueta de una finca ubicada en  la calle Emiliano Zapata, una de las últimas que configuran la mancha urbana de Guadalajara. Sin ninguna de las cientos de cámaras de videovigilancia que el Gobierno de Jalisco adquirió como testigo, fueron asesinadas a quemarropa por un comando. Ninguna de sus historias de vida trascendió a los medios nacionales.

La misma tarde, la Fiscalía de Jalisco, encontró en el interior de un domicilio de la misma zona, otro cuerpo perteneciente a un menor de edad. Además de otro menor y una mujer que resultaron heridas durante el ataque.

Un día después, Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco expresó a través de las redes sociales que el multihomicidio había sido cometido «a todas luces» por el crimen organizado y tras destacar que los elementos estatales se movilizaron a tiempo, se deslindó de la responsabilidad al puntualizar que «la lucha contra el crimen organizado es responsabilidad del Gobierno Federal por disposición constitucional».

 

Familia de Santa Paula, colonia de alfareros ubicada a unos metros de Jauja. Foto: Estadored

UN CRIMEN ENTRE CIENTOS

Si bien la investigación de los delitos relacionados con el crimen organizado corresponde  al Gobierno federal, en los últimos años  la inseguridad se incrementó en Tonalá a la vez que la pobreza y la falta de oportunidades no se han visto reducidas a pesar  del avance de los desarrollos inmobiliarios que han surgido en los últimos años plagados de irregularidades, como es el caso Urbi quinta, fraccionamiento ubicado a unos pasos de Jauja donde ocurrió la masacre.

Durante el 2020, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró en Tonalá 157 homicidios dolosos. Desde el 2015, la constante en este municipio es que el principal móvil es el arma de fuego.

En 2013, las autoridades locales habían censado 68 pandillas que operaban en el municipio, mismas que son cooptadas con facilidad por el crimen organizado. Jauja, donde fueron asesinados más de una decena de hombres, se encuentra en un territorio atravesado por la pobreza y la falta de oportunidades.  Sus calles son escenario recurrente de la comisión de delitos frente al escaso patrullaje de elementos de la policía.

El crimen organizado  avanza en medio de la inseguridad desatendida por los gobiernos federal y municipal. Jauja está rodeada de lugares donde han ocurrido crímenes de extrema violencia En marzo del 2018, a solo a unos kilómetros al norte de esta localidad, fue ubicada la finca donde Javier Salomón Aceves, Marco Francisco García y Jesús Daniel Díaz,  tres estudiantes de cine, fueron ejecutados y sus cuerpos disueltos en ácido por miembros del crimen organizado.

En la misma área, a principios de enero del 2020, elementos de la Fiscalía del Estado de Jalisco encontraron en una barranca de Matatlán, una fosa clandestina de la que extrajeron 26 bolsas con restos humanos.

Caminar por las calles de Tonalá, en gran parte cubiertas por terracería, es un desafío permanente por la inseguridad y la violencia. Colonias como Jauja son escenario de delitos  que nunca llegan a denunciarse. Sus habitantes, sobre todo mujeres, enfrentan el temor a ser víctima de un delito a diario. Un estudio realizado por el extinto Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM) durante la Administración anterior arrojó que en Jauja 68 por ciento de las mujeres se sienten inseguras al caminar por estas calles.

POBREZA MULTIDIMENSIONAL

Tonalá es uno de los municipios que integran la Zona Metropolitana de Guadalajara con mayor índice de marginación. De acuerdo con los últimos indicadores del Instituto de Información Estadística y Geografía de Jalisco (IIEG) publicados en el 2015, el 47.7 por ciento de la población de este municipio tiene ingresos inferiores a la línea de bienestar.

Además de que el 62.3 por ciento de la población presentaba en ese año al menos una carencia social y ese mismo porcentaje, es decir poco más de la población, no tenía acceso a la seguridad social. Las calles empolvadas que serpentean entre baldíos y casas de madera, son prácticamente resguardadas por sus propios habitantes debido al déficit histórico de persona destinado a funciones de seguridad pública.

Habitante de Tonalá. Foto: EstadoRed

Jauja es parte de una extensa zona de ladrilleras, donde cientos de familias subsisten en la pobreza y la escasez de servicios públicos.  Un estudio realizado por la Universidad de Guadalajara (UDG) en 2018 encontró que los trabajadores de esta área son afectados por enfermedades causadas por «el contacto con aguas negras y las condiciones antihigiénicas en que viven».

De acuerdo con la UDG, los trabajadores de las ladrilleras reciben 400 pesos por la fabricación de mil ladrillos y viven en cuartos reducidos con todos los miembros de su familia, sin servicios de drenaje o agua potable. Debido al constante contacto con aguas negras, los investigadores encontraron que estas familias presentan diarreas frecuentes en el 32 por ciento de los casos entre otras enfermedades.

Ladrilleras de Tonalá. Foto: EstadoRed

Muy cerca de esta localidad, también se encuentra el templo de la Iglesia de la Luz del Mundo cuyo líder, Naasón Joaquín García, se enfrenta un proceso penal en Estados Unidos señalado de múltiples delitos sexuales.Las edificaciones que conforman la sede internacional de esta religión, contrastan con la pobreza de la colonia en la habitan sus fieles. La Hermosa Provincia se caracteriza por sus calles sin pavimento y sus casas con techos de lámina.