La calificación otorgada por Fitch Ratings a México estuvo influenciada por el comportamiento de la inversión privada, que ha mostrado un rendimiento inferior, atribuido por la firma a intervenciones políticas, sobre todo en el sector eléctrico.
Fitch Ratings mantuvo la calificación de México en ‘BBB-‘ con perspectiva estable, debido al manejo de una política económica prudente, que mantiene al país con «finanzas externas estables y sólidas»; sin embargo, destacó que el Gobierno de la Cuarta Transformación y su intervención en el sector privado, sobretodo en el eléctrico, afectan la confianza de los inversionistas. Este fue el principal argumento por el que la calificación de México se mantiene estancada.
Al otorgar la calificación ‘BBB-«, la firma señaló que la puntuación está restringida por el crecimiento a largo plazo moderado del país y el desaliento de la inversión debido a un «gobierno débil» que mantiene desafíos de gobernabilidad; así como a la intervención política continua a nivel microeconómico, y la posible existencia de pasivos contingentes en Petróleos Mexicanos (Pemex).
«La calificación está restringida por un gobierno débil, un desempeño de crecimiento a largo plazo moderado, una intervención política continua que afecta las perspectivas de inversión y los posibles pasivos contingentes de Pemex», señaló Fitch.
A pesar de los desafíos frente al crecimiento económico moderado, México ha procurado mantener sus finanzas públicas estables. Por lo que la firma concluyó que la credibilidad de la política macroeconómica de México se mantiene.
EFECTOS: RECAUDACIÓN A LARGO Y PETRÓLEO A CORTO PLAZO
Este año, el Gobierno ha optado por recortar gastos a favor de mantener déficits fiscales moderados. Sin embargo, la firma consideró que la eficiencia en la recaudación de impuestos, y la expansión de la base impositiva a través de medidas administrativas, no tendrán efectos a corto plazo. Debido a esta situación, Fitch anticipó que esta política podría enfrentar un déficit del 3.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2022, y de 3 por ciento en el 2023.
Asimismo, Fitch consideró que los ingresos que México está recibiendo por el alza en los precios del petróleo a nivel global, se verán compensados con el impacto del estímulo fiscal de la gasolina.
«El gobierno está manejando los precios al reducir el impuesto al consumo de gasolina IEPS (ahora en 0%) y otorgando créditos fiscales a los proveedores de gasolina. Fitch espera que los mayores ingresos del gobierno federal relacionados con el petróleo compensen la menor recaudación de impuestos relacionados con la gasolina si la mezcla de precios promedio anual del petróleo mexicano se mantiene por debajo de USD 100 por barril (actualmente en USD 92,36 por barril, promedio hasta abril)», señaló la firma.
La calificadora consideró que Pemex se beneficiará del precio del petróleo, pero el beneficio sería de corta duración debido a las debilidades financieras de la empresa estatal. La firma también estimó que el precio del petróleo descenderá durante el 2023 para situarse en un promedio de 80 dólares por barril, por lo que el Gobierno tendría que reanudar el apoyo financiero, que habría reducido en 2022.
Fitch también anticipó que el Gobierno federal mantendrá la deuda por debajo el 47 por ciento del PIB hasta el 2023, lo que es un escenario más favorable que el de este año en que la firma pronosticó la calificación ‘BBB’ con base en un porcentaje de deuda del 55.9 por ciento del PIB. La deuda/PIB se beneficiará a corto plazo de un mayor nivel de PIB nominal dado el fuerte aumento de los precios, sobretodo en el ámbito de la producción.
INFLACIÓN Y CONTRACCIÓN DEL PIB
La calificadora también estimó que el PIB real de desacelere en un 2 por ciento durante el 2022 y que no logre recuperarse a los niveles que observó previo a la pandemia hasta el 2023.
Según Fitch, la inversión privada tiene un rendimiento inferior debido a las intervenciones políticas, sobre todo en el sector eléctrico, lo que ha afectado la confianza empresarial. Sin embargo, el consumo ya ha alcanzado los niveles previos a la pandemia.
Durante el primer quatrimestre del año, la inflación se situó en 7.7 por ciento, la más alta desde enero del 2021. Este incremento se debió al alza de los precios de materias primas, las interrupciones de la cadena de suministro y los cambios en la demanda relacionados con la pandemia. En este contexto, Fitch anticipó que los niveles de inflación pueden aumentar fuera del rango del Banco de México (Banxico) y ocasionar que para junio se endurezca la política monetaria, con un posible aumento de la tasa a 7 por ciento a partir de mayo.
Según la calificadora es altamente probable que Banxico aumente los tipos en corto plazo debido al endurecimiento de la política monetaria de EU, el conflicto armado en Ucrania, y los nuevos casos de Covid en China.