Las autoridades concluyeron que la presencia de plomo en la sangre y orina de los habitantes es crónica y reciente, por lo que es evidente que el agua que proviene de los cuerpos de agua afectados por el derrame aun siguen contaminados.
A ocho años del derrame de metales pesados en los ríos Sonora y Bacanuchi a causa de la irresponsabilidad de la empresa minera Buenavista del Cobre, de Grupo México, nuevos estudios confirmaron que por las venas de los habitantes de las poblaciones afectadas sigue corriendo el veneno, siguen respirando metales pesados, y el ph de la tierra ha cambiado. Los insectos están muriendo, y por consiguiente se ha afectado la polinización en los cultivos, que ahora son más susceptibles a plagas.
Los integrantes del Comité de Cuenca del Río Sonora (CCRS) recibieron los primeros resultados de los análisis de orina y sangre que autoridades realizaron a un grupo de aproximadamente mil 500 personas, en el que se confirmó la presencia de metales pesados en habitantes de las poblaciones de Arizpe, Banámichi, Huépac, San Felipe, Aconchi, Baviácora, Ures y Hermosillo rural. En el reporte se informó que «existe una exposición homogénea y constante al plomo en más del 95 por ciento de la población, a arsénico en más del 50 por ciento y en cadmio en más del 75 por ciento».
Además, se detectó a través de análisis de sangre realizados a habitantes de esta poblaciones, exposición positiva y elevada a plomo en porcentajes que van del 58 al 90 por ciento de la muestra. Asimismo, se encontró presencia de cadmio en porcentajes del 17 al 59 por ciento, y magnesio de entre 18 y 50 por ciento.
Las autoridades concluyeron que la presencia de plomo en la sangre y orina de los habitantes es crónica y reciente, por lo que es evidente que el agua que proviene de los cuerpos de agua afectados por el derrame aun siguen contaminados.
«Los resultados fueron alarmantes y confirman lo que desde hace casi 8 años hemos dicho: ¡vivimos, comemos y respiramos en un medio ambiente contaminado que pone en riesgo las vidas de nuestras familias», afirmó el CCRS.
Los afectados esperan que la Secretaría de Salud (SSA) confirme el periodo en que se implementarán servicios para atender la problemática del río Sonora, así como el plan a corto, mediano y largo plazo para llevar a cabo acciones de saneamiento. Los integrantes de los comités solicitaron que se lleve un monitoreo entre la población afectada.
TODO ESTÁ CONTAMINADO
El derrame de metales pesados en los ríos Sonora y Bacanuchi contaminó el agua, la tierra, y el aire por lo menos durante el último lustro. El reporte técnico realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) arrojó que el área presenta altas concentraciones de mercurio, aluminio, magnesio, cobalto y níquel, cuyas partículas han ocasionado una reducción de la diversidad de insectos, y por consiguiente, se han presentado afectaciones en los cultivos debido a la falta de polinización, y una mayor propensión a plagas.
Además, la presencia de aluminio -uno de los contaminantes más tóxicos encontrados en el suelo- ha cambiado el ph de la tierra. En el aire de Bacoachi se encontraron altos valores de mercurio durante el mes de febrero. Este metal pesado tiene la particularidad de que es sensible a la temperatura, por lo que sus valores se incrementan con el calor. Los especialistas consideraron que debido a esta característica, las partículas de mercurio en el aire se elevan durante el verano.
Las muestras de metales y metaloides fueron realizadas en 14 comunidades, ubicadas a lo largo de la cuenca del río Sonora, entre las que también se analizó a la población de Cananea.
POTABILIZADORAS INSUFICIENTES
El Instituto Mexicano de Tecnología de Agua (IMTA) indicó que se cuenta con presupuesto para rehabilitar seis plantas potabilizadoras, de las que en la actualidad solo operan dos de manera intermitente. Lo que implica que durante 8 años, una de las principales medidas a nivel internacional para controlar los niveles de contaminación en ríos ha sido ignorada por las autoridades. Sin embargo, los habitantes han externado su inconformidad en el plan de poner en operación 10 plantas potabilizadoras, ya que consideran que las seis que se podrían en operación son insuficientes para abastecer de agua a la población.
Algunas de las localidades donde se han presentado altos niveles de contaminación no están incluidas en el proyecto y no cuentan con potabilizadoras. Es el caso de varias poblaciones de Hermosillo. El CCRS también pidió reconsiderar el plan de Justicia para el Río Sonora con el objetivo de visibilizar casos que consideran que necesitan ser nombrados de manera particular.