La noticia falsa sobre una colombiana que ganó el Globo de Oro por colaborar en «El Niño y la Garza» (2023), de Estudios Ghibli, evidenció la vulnerabilidad que padecen algunas redacciones -incluso al contar con altos niveles de confianza- a difundir desinformación cuando normalizan omisiones y descuidos metodológicos. Sin embargo, también evidenció que las audiencias han asumido un papel importante en los procesos de verificación.
La colombiana Geraldine Fernández Ruiz, trabajadora de la empresa Tecnoglass, se volvió una estrella cinematográfica en su país de la noche a la mañana, tras afirmar que había ganado un Globo de Oro, en la 81.ª edición, por su participación en la producción del filme animado «El Niño y la Garza» (2023), de Estudios Ghibli.
La prensa colombiana se volcó en dar cobertura al acontecimiento debido al surgimiento de un rumor en el círculo cercano de la ilustradora. Geraldine fue entrevistada por los principales medios colombianos, celebrando su aparente logro cinematográfico como un triunfo nacional. Sin embargo, conforme la ilustradora se adentraba en los detalles de la producción japonesa, la farsa se volvía cada vez más evidente por la falta de conocimientos técnicos que mostraba.
En diversas entrevistas, Geraldine Fernández afirmó que había realizado los primeros 15 minutos de la película, que había ilustrado 25 mil fotogramas y que el director de la cinta, Hayao Miyazaki, se refería a ella como «La Colombiana» en las juntas por mensajería. Con estas afirmaciones, Fernández exhibía un desconocimiento profundo en técnicas y procesos de animación y de producción cinematográfica. Sin embargo, los medios de comunicación continuaron difundiendo su supuesto logro.
En su empleo, Geraldine Fernández afirmó que había estudiado animación en la Universidad de Tokio y que mientras cursaba sus estudios, recibió la invitación para trabajar en Estudios Ghibli. En su portafolio publicado en LinkedIn, que ya ha sido eliminado, se había adjudicado la autoría de una serie de obras que pertenecían a otros autores, incluso a un videojuego. Tras ser confrontada por el gremio de la animación, admitió a través de un comunicado, que sus declaraciones fueron falsas.
«Informo a la opinión pública, medios de comunicación, amigos y familiares que nunca existió participación en la ilustración y diseño de la película «El niño y la garza», dirigida por el director Hayao Miyazaki.
«Todo lo sucedido fue producto de un mal ejercicio que reconozco y de lo cual estoy arrepentida, considero que mi afición a admiración por la técnica de la ilustración y mi profesión como diseñadora, me animaron a comentar en círculos cerrados mi labor como ilustradora de algunas escenas. Hasta allí reconozco mi error. la prensa digital se comunicó conmigo y a partir de ahí todo se viralizó, situación que superó mis expectativas y me colocó en el ojo del huracán ante los medios de comunicación más importantes del país, influencer y colegas del medio», explicó Fernández en los primeros párrafos del documento.
ERROR O DESCUIDO DE LA PRENSA
Cinco datos que proporcionó Fernández en su historia destacan por su falsedad: usurpó una profesión, se adjudicó el trabajo creativo de decenas de animadores que formaron parte del equipo de producción de «El Niño y la Garza», mintió sobre los estudios universitarios que cursó, sobre su relación con Estudios Ghibli y su director, y se adjudicó un Globo de Oro.
En cada declaración de la ilustradora, los medios de comunicación que dieron seguimiento a la historia tuvieron la obligación de verificar los datos. Sin embargo, los medios reprodujeron la desinformación sin tomar en cuenta procesos metodológicos y éticos básicos en toda redacción.
Sin embargo, la responsabilidad no solo termina en los medios que difundieron la noticia, sino en aquellos que pudieron realizar un ejercicio de verificación una vez que la historia se viralizó, es el caso de los proyectos de verificación de desinformación, cuyos radares también fallaron.
El manual de AFP Factual, uno de los proyectos de fact checking más reconocidos en el ámbito periodístico, se expone un criterio de relevancia en el proceso de verificación de información. Cuando un personaje público es de alta relevancia, como en este caso Estudios Ghibli y su director, Hayao Miyazaki, la comprobación de la veracidad de las declaraciones que realizan, así aquellas que las que les son atribuidas, deben ser verificadas cuando atraen la atención en Internet o involucran a un personaje relevante. En este caso, AFP Factual destaca que debe evitarse citar otros medios de comunicación o a usuarios redes sociales.
Asimismo, la agencia menciona que en caso de que la declaración se confirme como falsa, debe buscarse una declaración de la figura pública implicada. No es suficiente el desmentido de una persona, ya que también es necesario aportar pruebas adicionales que confirmen la falsedad de los dichos.
La historia de Geraldine Fernández expone puntos rojos en las condiciones del ecosistema mediático que han debilitado su credibilidad en los últimos años, ante su vulnerabilidad que presentan a la desinformación. La cadena de omisiones y errores en el tratamiento de este caso se extiende a las redacciones que lo difundieron en un primer momento sin verificar, a quienes retomaron la historia y la extendieron en un segundo momento y a quienes han asumido un rol de verificadores profesionales, que durante días no evitaron la propagación, ni siguieron los protocolos de verificación de hechos.
Sin embargo, no todo fue negativo. El suceso revalidó una vez más la trascendencia que han adquirido las audiencias en el combate a la desinformación, ya que fueron los lectores quienes comenzaron a exponer dudas y contrastar la versión de la ilustradora.
La desinformación fue catalogada por el Foro Económico Mundial como el principal riesgo geopolítico para los próximos dos años, sobre todo en contextos electorales y por la introducción de herramientas para el desarrollo de contenidos a partir de la Inteligencia Artificial (IA).
El Instituto Reuters, estimó en el «Informe de Noticias Digitales» del 2023, que el nivel de confianza en las noticias en Colombia descendió en los últimos años hasta posicionarse en un 35 por ciento. La institución consideró que esta variación negativa puede estar relacionada con preocupaciones sobre el aumento de la polarización política y la difusión de información errónea.
Entre los medios que difundieron la historia de Geraldine,se encuentran dos posicionados en el estudio de Reuters como aquellos que concentran mayor porcentaje de confianza entre las audiencias colombianas.
El Tiempo, que publicó la nota titulada: «La ilustradora colombiana que trabajó en El niño y la garza», concentró 60 por ciento de confianza en 2023; Caracol Radio, que publicó la nota: «Una barranquillera en la cumbre del cine animado del mundo», reunió el 53 por ciento de confianza.