En menos de 24 horas, la Fiscalía de la Ciudad de México realizó estudios antropológicos a 14 restos óseos hallados por la activista Cecilia Flores, en la zona limítrofe entre Tláhuac y Iztapalapa y señaló que pertenecen a la especie canina. Las autoridades descartaron la evidencia de posibles víctimas humanas.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México descartó que los restos óseos encontrados en la zona limítrofe entre Iztapalapa y Tláhuac pertenezcan a víctimas humanas. A través de un video, Ulises Lara, encargado de despacho, informó que tras realizar un análisis antropológico a los materiales recolectados en el sitio, los peritos determinaron que se trata de restos de caninos y no de humanos.
«De acuerdo con los dictámenes antropológicos, realizados científicamente, los 14 elementos óseos encontrados en el lugar señalado como de origen…son de origen animal, particularmente de la especie canina y ninguno de ellos corresponde a persona alguna», sostuvo Ulises Lara.
El análisis realizado a las cenizas halladas en el predio también arrojó restos de plásticos y otros materiales inorgánicos. La investigación se llevó a cabo a raíz de que la activista Cecilia Flores, quien es fundadora del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, reportó el hallazgo de indicios de un presunto crematorio clandestino.
En el lugar, la activista también indicó haber recuperado identificaciones que podrían pertenecer a probables víctimas y objetos infantiles. Flores entregó las pruebas a las autoridades, quienes iniciaron las indagatorias horas después del hallazgo.
La activista ha realizado labores de búsqueda en predios y zonas abiertas desde el año 2019, a raíz de la desaparición forzada de dos de sus hijos. Junto a su colectivo, Flores ha extendido su búsqueda fuera del estado Sonora, de donde es originaria, en solidaridad con otras madres que también realizan búsquedas de sus hijos desaparecidos en diversas entidades.
Los crematorios clandestinos han sido identificados en territorios donde hay presencia de grupos criminales, quienes utilizan este método para borrar la evidencia de los homicidios que cometen.
El pasado 25 de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores reportó el hallazgo de restos humanos calcinados en El Salto, Jalisco. Al ingresar a una finca, las activistas encontraron un horno artesanal y restos de huesos y tejidos ya consumidos por el fuego.
