Una mente brillante desde joven
Nacida en 1906 en Nueva York, Grace Hopper siempre demostró una pasión por las matemáticas y la ciencia. Se graduó en Matemáticas en 1928 en la Universidad de Yale, donde también obtuvo su doctorado en 1934. A pesar de la escasez de mujeres en las ciencias, Hopper persiguió su pasión sin dudarlo, lo que le permitió hacer grandes aportes al mundo de la tecnología.
La computación a sus pies
El trabajo de Hopper se centró en la creación de lenguajes de programación y la construcción de las primeras computadoras electrónicas. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, se unió a la Marina de los Estados Unidos, donde comenzó a trabajar con la computadora Mark I, una de las primeras computadoras electrónicas programables.
Uno de sus logros más significativos fue la creación del compilador, una herramienta que traduce el lenguaje humano a lenguaje de máquina, facilitando la programación de computadoras. Este desarrollo fue crucial para la creación de lenguajes de programación de alto nivel como COBOL (Common Business Oriented Language), que se convirtió en un estándar en el ámbito empresarial y gubernamental.
Rompiendo barreras para las mujeres
Grace Hopper también rompió barreras al convertirse en una de las primeras mujeres en obtener el rango de contralmirante en la Marina de los Estados Unidos. A lo largo de su carrera, su carácter, pasión y compromiso con la tecnología inspiraron a innumerables mujeres a seguir carreras en la ciencia y la informática.
Legado perdurable
Hopper no solo es recordada por sus logros técnicos, sino también por su enfoque innovador y su incansable defensa de la educación en tecnología. En 1986, recibió la Medalla Nacional de Tecnología, y en 1991, el Congreso de los Estados Unidos nombró el «Día de Grace Hopper», en honor a su contribución a la informática.
En resumen
Grace Hopper fue una de las figuras más influyentes en el campo de la computación, cuyas contribuciones a la programación y la creación de lenguajes informáticos allanaron el camino para el futuro de la tecnología. Su legado sigue vivo, tanto en los lenguajes de programación que usamos hoy como en la inspiración que proporciona a mujeres y hombres en todo el mundo para seguir explorando el vasto universo de la informática.