El comercio de armas y el aumento de conflictos
El documento señala que el mundo alcanzó en 2023 el pico más alto de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial, con un incremento constante en el gasto militar global. Según el ACNUDH, las exportaciones de armas no solo han intensificado conflictos existentes, sino que también han contribuido a su prolongación, favoreciendo graves violaciones al derecho internacional humanitario y los derechos humanos.
Las transferencias a actores en conflictos armados han alimentado situaciones críticas en países como Myanmar, Sudán, Sudán del Sur, Israel y Yemen, a pesar de los riesgos de que estas armas sean utilizadas en crímenes de guerra y actos de represión interna.
Estados y sector privado: responsabilidad compartida
El informe subraya que los Estados tienen la obligación de regular el comercio de armas conforme al derecho internacional. Sin embargo, muchas naciones carecen de mecanismos efectivos para evitar que sus exportaciones terminen en manos de actores implicados en violaciones de derechos humanos.
Además, el sector privado, incluidas las empresas fabricantes de armamento, bancos y aseguradoras, también juega un papel crucial en este comercio. El ACNUDH destaca que muchas empresas no realizan una diligencia debida adecuada y continúan transfiriendo armas sin evaluar los riesgos asociados.
Corrupción y falta de transparencia
Otro problema identificado es la corrupción en la industria armamentística, la cual facilita el desvío de armas hacia el mercado ilícito. Según el informe, algunos de los principales fabricantes de armamento han incurrido en prácticas corruptas como el soborno a funcionarios extranjeros. Además, muchas decisiones sobre exportaciones están influenciadas por intereses políticos y económicos, más que por el respeto a las leyes internacionales.
Llamado a la acción
El ACNUDH insta a los Estados a reforzar sus controles sobre las exportaciones de armas y garantizar la transparencia en la toma de decisiones. Asimismo, recomienda a las empresas del sector adoptar políticas más estrictas de debida diligencia, asegurando que sus productos no sean utilizados para cometer abusos.
La comunidad internacional enfrenta el desafío de establecer reglas claras y vinculantes para un comercio de armas más responsable, con el fin de evitar que estas herramientas sigan alimentando conflictos y vulnerando derechos fundamentales a nivel global.