Una mujer Ch’ol con embarazo de alto riesgo no recibió atención médica oportuna. La profesional de salud que la atendió le dijo que su bebé llevaba 15 días de haber perdido la vida, aun cuando en un principio le había comentado que todo estaba bien.
Una mujer indígena Ch’ol perdió a su bebé por negligencia del personal médico de una unidad ubicada en Tila, Chiapas perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La mala atención que recibió la paciente ocasionó que el producto de gestación muriera y permaneciera sin vida durante varios días en el cuerpo de la madre.
El caso ameritó una recomendaición de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) con número 66/2021, dirigida a Zoé Alejandro Robledo Aburto, titular del IMSS, ya que el organismo encontró que la institución incurrió en negligencia médica al no tomar las precauciones necesarias para la paciente, lo que provocó la muerte del bebé.
Los hechos ocurrieron entre el 2018 y el 2019 en la comunidad Nueva Esperanza, del municipio de Tila. De acuerdo con el documento emitido por la CNDH, la paciente acudió en diciembre del 2018 a una Unidad Médica Rural (UMR) para solicitar una revisión de rutina, donde la médica que la atendió le indicó que su estado de salud estaba normal. Sin embargo, el 3 de enero, 14 días después de haber acudido a consulta, la médica le indicó que se encontraba en urgencia obstétrica y que su bebé llevaba 15 días de haber perdido la vida.
La profesional de salud le indicó que tenía que trasladarse al Hospital Rural de Ocosingo, Chiapas para ser atendida. Sin embargo, en la investigación llevada a cabo por la CNDH se encontró que la médica informó a la paciente de que cursaba un embarazo de alto riesgo y solo le dio algunas indicaciones de síntomas que podría sentir, pero omitió darle una atención especializada, acorde a la gravedad del caso. Esta negligencia influyó en la supervivencia del feto y puso en riesgo la vida de la madre, determinó el organismo.
Tampoco existe evidencia de que se las indicaciones dadas por la médica fueran entendidas por la mujer, hablante de lengua Ch’ol y habitante de una comunidad con alto índice de precariedad económica y social. La CNDH acreditó la responsabilidad institucional del IMSS por la falta de insumos clínicos, carencia que incidió en el servicio médico otorgado.
#CNDH dirige #Recomendación al #IMSS (@Tu_IMSS) por #ViolenciaObstétrica en agravio de una #Mujer #Indígena Ch'ol en la UMR de #NuevaEsperanza, #Tila, #Chiapas.#DefendemosAlPueblo pic.twitter.com/McXpWXTqf8
— CNDH en México (@CNDH) November 9, 2021
VIOLENCIA OBSTÉTRICA EN MÉXICO
En México la violencia obstétrica ha sido poco documentada. Sin embargo, la estadística muestra que este tipo de violencia afecta a numerosas mujeres. Datos más recientes de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) que se publicaron en el 2016, arrojaron que entre las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea, el 33.4 por ciento sufrió algún tipo de maltrato. El 10.3 por ciento tardó en recibir atención médica porque gritaba o se quejaba, y al 9.9 por ciento se le ignoró cuando preguntaba sobre el estado de su embarazo o su bebé.
Los casos más frecuentes reportados en este informe refieren que la esterilización forzada, o la aplicación de métodos anticonceptivos sin consentimiento de la paciente durante la atención obstétrica, son violaciones a los derechos reproductivos frecuentes. Entre el 2011 y el 2016 se documentó que 11.2 por ciento de las mujeres que tuvieron hijos recibieron gritos o regaños durante el parto o cesárea.
