El crecimiento económico se estanca en América Latina por debajo de la «década perdida» de los 80’s

El crecimiento económico se estanca en América Latina por debajo de la «década perdida» de los 80’s

El crecimiento económico ya se había estancado en América Latina y el Caribe durante la última década. Sin embargo, las presiones inflacionarias que surgieron en el periodo de pospandemia agravaron la situación. El estancamiento económico en la región está relacionado con el déficit en formación de empleo y la reducción del consumo privado, concluyó la Cepal. 

Durante 2023 y los primeros meses de 2024, la economía en los países de América Latina y el Caribe se ha estancado y la falta de crecimiento ha repercutido en una disminución de la creación de empleos. Las mujeres se han visto afectadas por la brecha de género y por una tendencia mayor a terminar en el empleo informal, concluyó el «Estudio Económico de América Latina y el Caribe, 2024», publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). 

Pareciera que América Latina ha caído en una trampa de bajo crecimiento en el que la última década (2015-2024) ha sido más negativa que la llamada década perdida de 1980. Según la Cepal, en los últimos 10 años el crecimiento económico en la región tan solo alcanzó una tasa de 0.9 por ciento, mientras que en la década de los 80 ‘s fue de 2.0 por ciento. El periodo de pospandemia, que desestabilizó los mercados debido al incremento de la inflación, ha empeorado las cosas. Si la economía de la región ya se encontraba estancada, las soluciones se tornaron más inalcanzables en este periodo. 

MENOS OFERTA LABORAL 

La Comisión de las Naciones Unidas concluyó que la desaceleración económica de la última década ha contribuido a la falta de nuevos empleos, tanto a nivel agregado como sectorial. La escasa creación de empleos afectó a todos los sectores y ocasionó un cambio en la distribución. Mientras que la oferta laboral existente se ha concentrado en sectores con menor crecimiento productivo, como es el caso de los servicios y la construcción. 

El empleo informal fue un refugio obligado para muchas personas, principalmente mujeres. Entre el 2013 y el 2022, el empleo total registró un incremento del 10 por ciento, en el cual, el 18.6 por ciento correspondió al empleo informal. En el caso de las mujeres, tuvieron un aumento del 22.8 por ciento en actividades informales, frente a un 15.7 por ciento en el caso de los hombres. 

CRECIMIENTO POR DEBAJO DEL PROMEDIO HISTÓRICO

La Cepal estimó que la economía regional cerrará el 2024 con un crecimiento de 3.2 por ciento, una décima por debajo de la cifra registrada en 2023 y muy por debajo del promedio histórico de la década del 2000 al 2019, en que el indicador se ubicó en 3.8 por ciento. 

La Cepal espera que la desaceleración de la inflación en 2024 dé lugar a una recuperación en el consumo de productos manufacturados que permitirá el crecimiento de los volúmenes de comercio de bienes. Sin embargo, persiste el riesgo de que los conflictos geopolíticos y la incertidumbre en materia de políticas impidan el crecimiento económico. 

Aunque se anticipa que los bancos centrales comenzarán a realizar recortes a las tasas de interés antes de que termine el 2024, no se tiene certeza de cuándo lo harán. El aumento de las tasas de interés fue una medida de emergencia llevada a cabo por la mayoría de los bancos centrales para enfrentar el alza de la inflación a nivel global que se presentó al terminar la pandemia. 

Si las tasas de interés permanecen elevadas durante un periodo mayor, la Cepal advirtió que podría aumentar la carga de deuda en las economías emergentes. 

En este contexto, la actividad económica en los países de América Latina y el Caribe se ha mantenido baja. En el primer trimestre, la tasa de crecimiento fue de 1.5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, con lo que la región acumula tres trimestres con el indicador por debajo del 2.0 por ciento. 

La desaceleración de la actividad económica ha sido general en todas las economías de la región, en tanto que la economía de América Latina se redujo 1.7 por ciento entre el primer trimestre de 2023 y el mismo periodo de 2024. La Cepal atribuyó la desaceleración económica al debilitamiento del consumo y de la formación bruta de capital fijo. 

El bajo consumo es atribuido al bajo poder adquisitivo de los salarios reales, la escasa generación de empleo, la reducción de la confianza de los consumidores y el agotamiento del ahorro familiar. Mientras que el limitado espacio fiscal ha contribuido a la reducción del gasto público. 

La inversión bruta de capital fijo se redujo 0.3 por ciento en el último trimestre de 2023, debido a las políticas monetarias restrictivas para controlar la inflación. Por otro lado, la inversión se estancó y se mantuvo con niveles similares a los que presentaba antes de la pandemia tras un leve repunte en 2022. 

El crecimiento del valor agregado se ha desacelerado en todas las ramas de actividad económica. Los servicios financieros y empresariales, comunales, sociales, personales, el gas, la electricidad y agua concentraron el mayor crecimiento. Sin embargo, el comercio, el transporte, y las comunicaciones experimentaron una caída debido a una disminución del consumo privado. Mientras que los sectores agropecuario y minero tuvieron un repunte en el primer trimestre de 2023, pero cerraron el año con un aporte casi nulo. 

Aunque para 2024 se espera un bajo crecimiento económico en la región, para 2025, la Cepal consideró que el crecimiento en América Latina podría alcanzar el 2.3 por ciento gracias a un repunte de las economías de los países de América del Sur. Mientras que la región con menor crecimiento será Centroamérica y México.

Tasa de crecimiento del PIB y proyecciones, 2022-2025 para América Latina y el Caribe. foto: Cepal.