Los empleadores que discriminan a los adultos maduros, generalmente priorizan a los perfiles jóvenes con la ilusión de adquirir trabajadores sumamente actualizados en el mercado laboral, que puedan aportar innovación a las empresas. Sin embargo, ese prejuicio ha quedado tan obsoleto y desactualizado como los perfiles maduros que creen descartar con asertividad. En la actualidad, la discriminación de edad ya no se puede sustentar en los perfiles de los trabajadores de más de 40 años, que cuentan con habilidades tecnológicas y adaptabilidad a nuevos entornos.
En México, la discriminación por edad está normalizada. Las ofertas laborales se reducen de manera drástica a partir de los 45 años y la problemática parece no poder superarse debido a un arraigado prejuicio sobre la supuesta desactualización de las personas de edad madura en cuestiones técnicas, pérdida de capacidades o estancamiento.
A pesar de que el Artículo 2 de la Ley Federal del Trabajo prohibe la discriminación por edad, es un secreto a voces que los perfiles para ocupar vacantes se comienzan a descartar a partir de los 35 años por el simple hecho de que se les considera rezagados, no solo en su campo de especialización, sino también en habilidades y conocimientos tecnológicos.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), arrojó que entre los 25 y 44 años, la tasa de ocupación formal es de 51.1 por ciento. Sin embargo, la cifra se reduce de manera considerable en el siguiente rango de edad, de los 45 a los 65 años, hasta un 45.5 por ciento y después de los 65 años, desciende a 24.8 por ciento.
La discriminación por edad ya está dejando fuera del mercado laboral a personas nacidas a principios de la década de los 80s, quienes vivieron la transición de lo analógico a lo digital en la informática, la Internet, las telecomunicaciones, y otras tecnologías.
Estas generaciones conocen los principios básicos de la informática y la tecnología en general que siguen vigentes y que les permiten adaptarse a nuevos entornos laborales, sin necesidad de largas capacitaciones, como es el uso de tecnologìas de encriptación, el empleo de lenguajes de programación como Python, que son fundamentales en el desarrollo de la mayoría de las interfaces de la red, el uso de administradores de trabajo, redes de comunicación y otros. Pero además, tienen facilidad para asimilar con rapidez nuevas herramientas porque los diseños de apps y otros entornos son cada vez más simples y la usabilidad es mayor. En consecuencia, para un adulto de 40 años, resulta más sencillo utilizar el internet hoy en día que hace 20 años.
PANDEMIA Y ALFABETIZACIÓN DIGITAL
La creencia de la obsolescencia generacional tan normalizada en México hoy se enfrenta a una realidad inesperada: la pandemia implicó un antes y un después. Los adultos de más de 40 años han aumentado sus conocimientos tecnológicos. Además de que tienen alta capacidad de adaptabilidad a nuevas tecnologías porque han atravesado por interminables transiciones digitales a lo largo de toda su vida.
Las personas que se encuentran en la década de los 40 años ya no manifiestan el grado de rezago digital que las generaciones anteriores. Sin embargo, son tratados por los empleadores o encargados de recursos humanos como analfabetas digitales o con un gap digital como ocurría hace 20 años. El rechazo a contratar personas mayores de 45 años es casi generalizado en el mercado laboral. Pero ya no se sustenta con la realidad de estos perfiles y es más bien ese prejuicio el que está desactualizado.
A partir del 2020, el confinamiento causado por la pandemia incrementó la necesidad de utilizar tecnologías de la información para mantener contacto con familiares, empleos y amigos en todo el mundo. En el caso de México, los grupos de población a partir de los 35 años fueron los que más aumentaron su acceso a Internet entre los años 2019 y 2022. Los usuarios de Internet de 35 a 44 años aumentaron de 78.9 por ciento en 2019 a 87.1 por ciento. En el caso de los usuarios de 45 a 54 años, el porcentaje de aumento fue todavía más pronunciado, de 65.2 por ciento en 2019, aumentó a 77.9 en 2022 y en este grupo de edad el número de mujeres fue mayor al de los hombres en ambos años.
En el caso de España, el informe «Sociedad Digital en España. El año que todo cambió» concluyó que el número de personas con habilidades digitales avanzadas aumentó 5 por ciento en relación con el año anterior y alcanzó un 41 por ciento de la población.
El número de españoles entre 55 y 64 años que utilizan internet aumentó 7.8 por ciento en el mismo periodo. Debido al confinamiento hubo un auge en el empleo de plataformas como Zoom, Whatsapp, Skype o otras.
No solo la pandemia ha contribuido a reducir la brecha digital. Antoni M. Llunch identificó una generación perdida, que bautizó como «generación silver», y que describió como un grupo que ha sido categorizado dentro de los boomers por haber nacido entre 1946 y 1954. Sin embargo, siguen sintiéndose jóvenes, realizan proyectos pendientes y se enfocan en mantener una vida saludable. Este grupo de población no se cerró a la tecnología y tiene un conocimiento avanzado de herramientas digitales. Se trata de un grupo de población que ha roto con los prejuicios del edadismo y las generaciones que vienen detrás de ellos, se encuentran aún más empoderadas tecnológicamente.
Se trata de las primeras generaciones que han logrado vencer estereotipos e incluso rebasar a las generaciones más jóvenes en algunos casos. Por ejemplo, es 33 por ciento más probable que una persona mayor de 55 años se entere de noticias sobre política a través de medios digitales que una persona de menor edad y en el caso de noticias locales, la probabilidad es de 87 por ciento. Desde el 2017, el número de personas maduras con alfabetidad digital se duplicó en España. En los Estados Unidos el porcentaje aumentó de 14 por ciento en el año 2000, a 73 por ciento en el 2021.
A nivel mundial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) indicó que en 2021 el porcentaje de personas de 55 a 75 años que eran usuarias de Internet alcanzó 46 por ciento, en comparación con el 33 por ciento registrado en el 2016.
El cambio del panorama actual ha hecho que la discriminación por edad sea un prejuicio que impide la contratación de perfiles que podrían aportar conocimientos y experiencia a una empresa. La falta de personal certificado o especializado en empresas donde la mayoría de la platantilla se conforma por personal inexperto, afecta a la competitividad de las empresas y finalmente, pierden ingresos.