La explosión ocurrió en el puerto de Shahid Rajaee, ubicado en las afueras de Bandar Abbas, y se sintió con tal intensidad que incluso provocó un temblor que resonó en las ciudades cercanas. Testigos informaron que el evento también causó grandes daños en edificios a kilómetros de distancia, con vidrios rotos y daños estructurales visibles en las cercanías. La onda expansiva fue tan fuerte que causó graves daños en la mayoría de los edificios del puerto.
Mehrdad Hasanzadeh, funcionario de gestión de desastres de la provincia, dio a conocer la cifra actualizada de víctimas en una entrevista con la televisión estatal, aumentando el número de muertos de cuatro a cinco. Además, los heridos superan los 700, un número que sigue en aumento.
A pesar de las especulaciones, las autoridades iraníes no han confirmado oficialmente la causa de la explosión. El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, reconoció que los servicios de seguridad del país se encuentran en alerta máxima debido a posibles intentos de saboteaje o operaciones de asesinato en el marco de tensiones políticas internacionales.
Aunque las autoridades locales siguen investigando el suceso, aún no se ha dado una explicación clara sobre por qué los productos químicos no fueron trasladados a una ubicación más segura, especialmente después de la tragedia en Beirut en 2020, cuando una explosión similar dejó más de 200 muertos.