Las divagaciones en el estudio de la política comparada advertidas por Giovanni Sartori

Las divagaciones en el estudio de la política comparada advertidas por Giovanni Sartori

La política comparada se encuentra afectada por un uso excesivo de estiramiento conceptual para hacer frente a la expansión de la disciplina. El politólogo italiano, Giovanni Sartori, propuso una revisión al empleo de las escalas de abstracción, retomar las taxonomías y trabajar en conceptos más rígidos para hacer frente al desorden metodológico y el abuso de categorías amplias, que han resultado erráticas, vagas e imprecisas.

El politólogo italiano, Giovanni Sartori, es considerado uno de los padres de la política aplicada. Nacido en Florencia inició su trayectoria académica en el periodo de posguerra de la segunda mitad del Siglo XX en un periodo en que surgió una revolución de conducta que revolucionó el estaudio científico y del comportamiento individual y que impactó en gran medida a la Ciencia Política.

Sartori ha sido un crítico a consciencia de las metodologías para el estudio de los problemas políticos, en particular del método comparativo. Entre sus principales aportes destacan el desarrollo de la Teoría Democrática, los sistemas de partidos y la ingeniería constitucional comparada. 

En 1996, la Universidad de Guadalajara le otorgó el doctorado honoris causa y en 2007 le fue otorgado otro más por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Poco antes de su muerte, el politólogo Giovanni Sartori desglosó una de sus últimas críticas sobre los procesos de conceptualización en la política comparada. En su obra “Cómo hacer ciencia política: lógica, método y lenguaje en las ciencias sociales” (2011), recogió las preocupaciones metodológicas que expuso desde 1970 y que han trascendido a su contexto inicial. 

A más de tres décadas de distancia, los planteamientos de Sartori sostuvieron su vigencia en un contexto de expansión de la Ciencia Política y de la diversificación de los métodos para su análisis, que no necesariamente han implicado un reforzamiento del rigor metodológico y de la precisión conceptual y parecen ir en el sentido opuesto. 

Sartori expuso que la política comparada se encontraba frente a un déficit lógico en el abordaje de la metodología. En el desarrollo del quehacer investigativo observó una inclinación por la estadística social,  que derivó en el surgimiento de un estado de “inconsciencia metodológica” y debilitó a la disciplina. 

Sartori replanteó su tésis frente a la vorágine tecnológica que incide en la práctica metodológica y en los politólogos “que ingresan a la era de la computadora, pero con los pies de barro”, una metáfora precisa para retratar la flaqueza conceptual que deviene de un largo proceso en el que no se anticipó que la verificación conceptual no avanzaba al mismo ritmo de la expansión de la ciencia política.

Durante años, varias generaciones de filósofos y teóricos heredaron un amplio respaldo de conceptos. Sin embargo, la ciencia política se ha visto inmersa en un proceso de transformación por la intensificación de la politización, el cambio de foco de los politólogos hacia las periferias y el surgimiento de nuevos sistemas y unidades políticas. Los conceptos desarrollados hasta la primera mitad del Siglo XX han sido rebasados por esta nueva realidad. 

Una forma de resolver esta problemática fue ampliar el significado de los conceptos occidentales con la intención de aplicarlos de manera global. Esta ampliación de los conceptos resultó en descripciones demasiado amplias, vagas y poco precisas. Sartori llamó a este recurso estiramiento conceptual y por décadas ha sido una preocupación latente entre los académicos, debido a que puede privar de valor a las conceptualizaciones, o producir conceptos vaporosos y sin límites.  

Además de Sartori, otros académicos han reconocido la problemática que implica el estiramiento conceptual. Collier y Levitsky (1997) describieron esta problemática en el concepto democracia, que fue aplicado en estudios de manera inapropiada, y que ha resultado en formas conceptuales alternativas y un amplio número de subtipos. 

Sartori explicó que el replanteamiento de la política comparada no solo afectó en los límites de la disciplina, sino también en la problematización del objeto. Una falsa solución ante las dificultades para escalar los conceptos a nivel global fue responder únicamente a diferencias de grado mediante técnicas de medición, que simplificaron el trabajo, mientras se interpretaron con recelo los conceptos de clase y taxonomía. 

Las categorías de medición -carentes de método y alejadas de la conceptualización que debería antecederlas- fueron relacionadas por Sartori con el verbalismo cuantitativo en el que se observa confusión entre la naturaleza de los métodos cuantitativos y cualitativos para describir variables y conceptos. De manera que una escala nominal ha sido considerada escala de medición, sin ninguna justificación de por medio. 

En el proceso de investigación que requiere del tratamiento de grandes muestras de datos para responder a problemas de comparación política surgen rasgos de destreza manipuladora e irrelevancia. 

Para un abordaje adecuado, la formulación de conceptos debe anteceder al análisis de variables. Más allá de que los conceptos sean solo elementos de un sistema teórico, son también recolectores de hechos.

Los conceptos se dividen en constructos teóricos, que son aquellos que manifiestan un alto nivel de abstracción; y empíricos, que se construyen a partir de la observación. Para su análisis, Sartori propuso un análisis desde varios niveles de abstracción que permita establecer reglas para desplazar los conceptos, el reto es avanzar a lo largo de la escala de abstracción sin perder precisión y control. 

En la escala de abstracción existen atributos que permiten el desplazamiento de los conceptos. Sartori recurrió a la definición de Salmon (1963) para establecer que la extensión o denotación es “la clase de cosas a las que se aplica una palabra” y la intensión o connotación “es el conjunto de propiedades que determinan las cosas a las cuales es aplicable esa palabra”. 

El desplazamiento en la escala de abstracción puede ocurrir de dos maneras: cuando aumenta la extensión pero se reduce la intención, que Sartori define como el modo correcto; y cuando aumenta la extensión sin disminuir la intención, que es lo que sucede cuando se lleva a cabo un estiramiento de un concepto. 

La escala de abstracción puede establecerse con un mínimo de tres niveles, donde el nivel más alto es el mayor nivel de abstracción. Las fronteras entre los niveles no siempre son precisas y la clave es delimitar hasta qué punto un concepto de observación puede ascender sin que implique un exceso de esfuerzo de abstracción. Mediante un proceso lógico se puede calificar a los conceptos ex adverso, o por lo que no son; y a los conceptos sin contrario. Cuando se identifica un concepto sin negación se concluye que es indeterminado. 

En el nivel alto de abstracción los conceptos deben presentar certeza teórica; en el nivel medio, el género y la especie son los primeros atributos determinantes; y en el nivel bajo, se puede cuestionar si los componentes de una misma clase presentan propiedades similares en mayor o menor medida, también se pueden establecer diferencias de grado a partir de estas similitudes. 

Otro atributo son las definiciones operacionales que permiten establecer cuando un concepto puede ser medido o verificado. 

RIGOR FRENTE AL ESCEPTICISMO

Las críticas de Sartori a la política comparada iniciaron con una interpelación a los politólogos, a quienes el teórico italiano distinguió entre conscientes, inconscientes y superconsicentes. Sin embargo, tras emitir su crítica se centró en la revisión a profundidad de las prácticas que han derivado en falta de rigor metodológico y ambigüedad conceptual, como ocurre en los casos del estiramiento conceptual y la verbalización cuantitativa

Sartori abordó un problema congruente con la interpretación contemporánea de la política aplicada, que prioriza el abordaje metodológico y de esta manera apuntó a problemáticas medulares de la disciplina. Propuso la concientización y el replanteamiento en el aspecto conceptual y metodológico. 

Sin embargo, la rigidez en el manejo metodológico que propuso ha sido tomada con un cierto grado de escepticismo entre algunos académicos. Collier y Gerring (2009) se preguntaron: “¿puede la metodología del análisis y el uso de conceptos regirse por procedimientos estrictos?” A pesar de que los métodos cuantitativos operan con una serie de normas, los académicos se cuestionaron si este mismo escenario puede trasladarse a lo cualitativo. 

Collier y Gerring (2009) retomaron el análisis de Brady y Collier (2004) que sostuvo que la formulación de normas a través de métodos cuantitativos puede ser menos productiva de lo que se anticipa y sugirieron no exagerar el contraste entre métodos cuantitativos y cualitativos. Por otro lado, consideraron positivo que los académicos establezcan estándares al trabajar con conceptos, aunque reconocieron que estos no siempre llegan a cumplirse. 

LA AUTONOMÍA POLÍTICA

Sartori buscó el reconocimiento de la autonomía de la política, a partir de cuatro tesis: que sea distinta, independiente, autosuficiente y causa prima. 

Sartori consideró que la política sufría de una crisis de identidad: hasta el siglo XVIII no se hablaba casi de ella y ahora se habla sin precisión. Las críticas a la política han surgido en torno a que para algunas personas la noción de sistema político es insuficiente y para otras, es demasiado omnicomprensiva. 

Desde el periodo de la Grecia antigua la interpretación de política ha sido dispersa. De manera inicial no existía una vinculación entre lo social y lo político, y la definición de sujeto político también se diferenciaba. 

La política tiene dos raíces etimológicas, la polis griega y la civitas latina.

Una de las imprecisiones históricas en relación a la política se centró en que en el pensamiento griego lo político comprendía lo social; pero incluso la palabra social no es griega sino latina y fue adjudicada a Aristóteles en el medioevo. 

Sartori identificó tres errores en esta afirmación: 

  1. En la Grecia antigua no existía una díada entre político o social.
  2. La sociabilidad no es la sociedad.
  3. El sustantivo actual político no se relaciona con el politike antiguo y el hombre político actual está en las antípodas del animal político de Aristóteles.

Aristóteles describió al hombre con el término zoon politikon (ζωον πολιτικον) no a la politica. Según Aristóteles el hombre vivía en la polis y la polis vivía en él. En el vivir político los griegos veían el todo. 

El hombre que no vivía en lo político era un sujeto defectuoso, identificado como Idion (ιδίον). El animal político no se distinguía del animal social. 

Aunque en algún momento se consideraron conceptos equiparables, guardaban ciertas diferencias. Los romanos tenían el término civitas y los griegos el de polis, pero los romanos absorbieron la cultura griega cuando la definición “vivir político” había sido rebasada.

El civitas romano se definió por ser reconocido como un civilis societas y adquirió un significado más elástico que amplió sus fronteras. La civitas se organizó jurídicamente y se sustituyó la politicidad por la juridicidad. 

Fue Tomás de Aquino quien en el siglo XIII integró lo político con lo social en la traducción de animal político y social. Hasta el medioevo no existía una idea autónoma de sociedad. En la Edad Media surgieron dos concepciones: civilis societas y iurus societas.

En el siglo XVI el concepto de sociedad era inexistente incluso cuando se analizaba la posibilidad de derrocar a la tiranía. El contrapeso del poder tiránico fueron los individuos o instituciones concretas como la iglesia, las asambleas y magistraturas. 

El primero en teorizar el derecho de las mayorías y a quien se le atribuyó una de las primeras definiciones de sociedad fue Locke, con la doctrina contractualista.

Sartori destacó que después de siglos de un aparente estancamiento, la política finalmente tuvo un sobresalto y defendió a la ciencia política de quienes la acusan de haberse encerrado en una visión demasiado angosta de política.

Sartori ha descrito los desafíos que ha enfrentado la Ciencia Política al enfrentarse a una constante redefinición y a confusiones conceptuales en las que se desdibujan las fronteras entre lo político y lo social. Podría afirmarse que la disciplina mantiene una lucha constante por alcanzar autonomía y diferenciación como parte de su naturaleza. 

Referencias: 

Sartori, G. (2011), “Cómo hacer ciencia política: lógica, método y lenguaje en la ciencias sociales, Taurus. 

Collier, D; Levitsky, S. (1997) “Democracy with adjectives. Conceptual Innovation in Comparative Research”, STOR. 

Collier, D; y Gerring, J. (2009) “Conceptos y método en ciencias sociales. La tradición de Giovanni Sartori”. Routledge Taylor & Francis Group.