Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, pierde aceptación, mientras que el opositor Benny Gantz, con quien conformó el Gobierno de Emergencia, tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, lo ha rebasado en popularidad.
Por otro lado, la invasión terrestre ya no tiene el mismo apoyo del pueblo israelí, tras la liberación de rehenes, y el partido gobernante teme represalias del electorado de Israel por las acciones de su primer ministro.
Los israelíes han comenzado a rechazar el ataque de Israel contra Palestina. De acuerdo con la Encuesta Maariv, realizada por Lazar Researches, en colaboración con PAnel4All, el nivel de aprobación de la operación terrestre en la Franja de Gaza descendió de manera considerable durante la última semana.
El sondeo que se realiza en Israel con corte semanal arrojó el 19 de octubre, que el 65 por ciento de los israelíes aprobaban la operación militar de Israel en Palestina. Sin embargo, en el corte del 26 de octubre, solo el 29 por ciento apoya el inicio inmediato del ataque ´vía terrestre, mientras que el 49 por ciento de los encuestados consideró que la invasión terrestre debe esperar y el 22 por ciento no sabe.
Este miércoles [25.10.23], las Fuerzas Armadas de Israel informaron que llevaron a cabo una incursión terrestre en Palestina, que sería precursora de la próxima etapa de combate que habían advertido.
Sin embargo, la operación bélica ha disminuido su apoyo entre la población israelí. Los resultados de la encuesta Maariv ya no muestran una tendencia diferenciadora entre las opiniones emergidas desde diferentes grupos políticos y los autores del sondeo consideran que la homogeneidad que presentan las respuestas podría estar relacionada con un cambio de posturas entre quienes apoyaban los ataques a Palestina, a partir de la liberación de israelíes por parte de Hamás.
GANTZ REBASA EN ACEPTACIÓN A NETANYAHU
El gobierno de Netanyahu es considerado el más derechista en la historia de Israel. El primer ministro ha presidido este cargo durante tres periodos. Sin embargo, tras enfrentar acusaciones de corrupción en 2019, la aprobación ya no le resultó tan fácil de obtener. En diciembre del 2022, Netanyahu tuvo que negociar para constituir su Gobierno y formar alianzas con los partidos Shass y Judaísmo Unificado de la Torá, considerado ultraortodoxos y con los partidos Sionismo Religioso de Bezalel Smotrich, Fuerza Judía de Itamar Ben Gvir y Noam de Avi Maoz, señalados como de ultraderecha, según France 24.
El 11 de octubre, a cuatro días del ataque perpetrado por Hamás contra Israel,en el que murieron mil 400 personas y más de 200 fueron tomadas como rehenes, Netanyahu anunció que conformaría un Gobierno de Emergencia en colaboración con Benny Gantz, miembro de la oposición y pondría en marcha la operación Espadas de Hierro, en respuesta a la agresión del grupo palestino. El gobierno del primer ministro controlaba con 64 escaños en el Parlamento. Sin embargo, tras la conformación de la alianza, con el Partido de Unidad Nacional, que abandera a Gantz, aumentó a 76 escaños, de acuerdo con DW.
En el sondeo realizado por Maariv, el 49 por ciento de los encuestados consideró que Gantz era más idóneo para ejercer el cargo de primer ministro, en tanto que Netanyahu solo obtuvo el 28 por ciento y el 23 por ciento se mostró indeciso.
En febrero del 2019, Benjamín Netanyahu enfrentó acusaciones por corrupción. Tras dos años de investigación, el fiscal Avichai Mandelblit, fincó cargos al primer ministro por soborno, fraude y abuso de confianza, quien negó las acusaciones y señaló que se trataba de una persecución de la izquierda israelí.
LIKUD TEME REPRESALIAS POR DECISIONES DE NETANYAHU
Al cumplir tres semanas del inicio de la operación Espadas de Hierro, la negatividad en torno a la imagen de Netanyahu se ha colado incluso al interior de las filas de su partido, Likud.
Este sábado, Maariv reportó que el partido gobernante ha sido invadido por el nerviosismo y el temor a ser juzgados después de la guerra con Palestina. Funcionarios de Likud dijeron estar seguros de que Netanyahu no continuará en su mandato después del ataque a Palestina y que todo el partido «pagará un alto precio político».
«La ira del público se dirigirá no sólo hacia Netanyahu, sino hacia todos nosotros, hacia todo el partido que era el partido gobernante en el momento del desastre», advirtieron los miembros.
El Likud contampla un escenario en el que Netanyahu dimita, al no existir ninguna posibilidad de que su imagen pública se recupere. Sin embargo, la cúpula del partido considera que no es muy factible que el primer ministro israelí renuncie a su cargo por voluntad propia. En este escenario, quedan dos opciones: o se convoca a elecciones anticipadas, o se genera una revolución dentro del Likud.
