Trabajo doméstico emplea a más de 75 millones de personas en el mundo, pero persisten brechas laborales: OIT

Trabajo doméstico emplea a más de 75 millones de personas en el mundo, pero persisten brechas laborales: OIT

Más de 75 millones de personas en el mundo se dedican al trabajo doméstico, una actividad esencial para el funcionamiento de la economía del cuidado, pero que aún enfrenta déficits significativos de protección laboral y social. Así lo revela el informe “La vía hacia el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos”, publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que advierte sobre la alta informalidad, la desigualdad de género y la creciente presencia de plataformas digitales en este sector clave.

El más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado “La vía hacia el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos”, reveló que en 2019 al menos 75,6 millones de personas mayores de 14 años estaban empleadas en el servicio doméstico a nivel global, lo que equivale al 4.5% de la población trabajadora asalariada. La OIT considera que una de cada 22 personas asalariadas realiza labores domésticas, lo que confirma la centralidad de este sector en la economía del cuidado.

Según el Convenio 189 de la OIT, un trabajador doméstico es toda persona que presta servicios en un hogar o para este de forma ocupacional. Estos servicios incluyen tareas de limpieza, cocina, mantenimiento, conducción, seguridad y cuidados directos o indirectos.

Distribución geográfica y desigualdad laboral

Las regiones con mayor concentración de trabajo doméstico son Asia y el Pacífico (50%) y las Américas (23%), seguidas por África (7.3%) y América Latina y el Caribe (8.4%). En contraste, Europa y Asia Central solo concentran el 4.7% del total, siendo los Estados Árabes donde el trabajo doméstico representa el mayor porcentaje del empleo asalariado total (14.8%).

El informe subraya que la mayor proporción de empleo doméstico se registra en países de ingresos medios y altos, debido tanto a los altos niveles de desigualdad como al número significativo de hogares empleadores. Las mujeres representan el 76.2% de la fuerza laboral doméstica, y en algunas regiones como América Latina, Europa y Asia Central, superan el 80%. A escala mundial, una de cada 12 mujeres asalariadas se dedica al servicio doméstico.

Gráfico: OIT

Participación masculina y segregación por tareas

Aunque los hombres representan casi una cuarta parte del personal doméstico mundial, su participación varía por región: 63.4% en los Estados Árabes, 53% en África Septentrional y 42.6% en Asia Meridional. Sin embargo, el sector sigue siendo marginal para ellos: solo el 1.7% de los hombres empleados trabaja en este ámbito.

El informe también identifica una división de tareas por género: las mujeres se dedican mayormente a la limpieza, asistencia y cuidados, mientras que los hombres se desempeñan como cocineros, choferes, vigilantes o personal de mantenimiento.

Diversidad de formas de empleo y plataformas digitales

La OIT señala que el empleo doméstico adopta diversas formas: puede ser por hora, día o mes, con o sin contrato escrito, y mediante empleadores directos o proveedores de servicios, incluyendo agencias públicas, privadas y plataformas digitales.

En países como Estados Unidos, el 57% de los trabajadores domésticos son empleados a través de intermediarios. En Tailandia (34%), Camboya (43%) y Nepal (51%), más de un tercio del personal es contratado por medio de proveedores de servicios. En la Unión Europea, esta cifra alcanza el 70%.

Entre 2010 y 2020, el número de plataformas digitales de empleo doméstico pasó de 28 a 229, lo que evidencia un auge en su uso. Si bien estas plataformas pueden facilitar la contratación, también han generado preocupaciones por prácticas abusivas, como el cobro ilegal de tarifas de colocación, especialmente en el caso de las personas migrantes.

Llamado a garantizar el trabajo decente

La OIT recuerda que el Convenio 189 y la Recomendación 201 reconocen el valor económico y social del trabajo doméstico, y exigen que los Estados Miembros garanticen condiciones laborales y de vida dignas y equitativas. El objetivo es alcanzar la igualdad de trato con otros trabajadores, especialmente en lo que respecta al tiempo de trabajo, la seguridad social y la protección legal.

Pese a su relevancia en la vida cotidiana y en el sostenimiento de las economías, el trabajo doméstico sigue expuesto a condiciones precarias, informalidad y abusos. La OIT insta a reforzar los marcos normativos y la inspección laboral, adaptándose a las nuevas formas de empleo, como las plataformas digitales, para proteger los derechos de quienes desempeñan estas funciones esenciales.